El poder de los mandalas como terapia: Cómo, por qué y para qué pintarlos. Simbología de los colores

La palabra “mandala” proviene del sánscrito y significa “círculo”, “totalidad” y “rueda”. Desde la espiritualidad, estas figuras son consideradas centros energéticos que representan el universo y simbolizan lo eterno.

El círculo es la forma perfecta y, si prestás atención, vas a darte cuenta de que está presente en toda la naturaleza: la Luna, el Sol y los planetas tienen forma circular. ¿Para qué sirven? Observar los mandalas detenidamente es un excelente método para liberarte del estrés y disfrutar del aquí y ahora. También se usan para incentivar la concentración, aumentar la autoconfianza y cambiar los estados de ánimo.

Según Laura Lagos, terapeuta holística y miembro del directorio de Akashic Record Consultants International: “Un mandala es un círculo sagrado que representa los microcosmos personales: la familia, los amigos, el hogar y el interior de cada persona. Trabajar con ellos está ligado al concepto de la cocreación que funciona a partir de la siguiente lógica: Si puedo dibujar un mandala, puedo crear el universo que quiero”.

¿Cuáles son tus intereses?

La terapia de colorear mandalas es ideal para hallar el equilibrio interior. Para realizarla, lo primero que tenés que hacer es definir tus necesidades. Por ejemplo, si querés aumentar tu nivel de confianza o sentís que te cuesta aceptar límites, lidiar con las autoridades y los formatos establecidos, comprate un libro de imágenes donde el mandala ya esté dibujado. ¿Los motivos? “Empezar con un diagrama pautado te ayudará a concentrar la energía en un propósito concreto”, explica Lagos.

En cambio, si sos una persona que tiene la necesidad de expandirse, te conviene dibujar tu propio mandala. ¿Qué vas a necesitar? Una hoja en blanco, un lápiz, una regla, una goma de borrar y un compás. “Podés hacerlo como vos quieras. Lo importante es que sea geométrico y simétrico, es decir, si dibujás un triángulo a la derecha del círculo, asegurate de replicarlo en el mismo lugar del lado izquierdo. La idea es que se repita el mismo patrón de formas alrededor del centro para que haya armonía”, dice la experta.

Practicá la relajación

Los especialistas en el tema coinciden: aunque cualquier lugar y momento pueden ser los indicados para desarrollar la técnica de los mandalas, te conviene hacerlo en un espacio tranquilo, donde te resulte fácil relajarte. Si lo necesitas, pone música serena y enciende velas aromáticas. “Es un método muy bueno para visualizar lo que uno quiere y encontrarse con la capacidad de crear. Las personas que dibujan, pintan y miran mandalas logran enfocar su energía y se sienten más relajadas y conscientes de sí mismas”, revela Lagos.

Para el budismo y el hinduismo, el objetivo de esta terapia es equilibrar ambos hemisferios de tu cerebro. Es decir, mientras que las figuras geométricas son captadas por la parte lógica de tu mente (hemisferio izquierdo), los colores y dibujos remiten a tu parte creativa (hemisferio derecho). Por eso, a la hora de colorearlos, procurá liberarte de todo pensamiento. Una vez que hayas terminado, colocá el mandala frente a vos y fijá la mirada en el centro del círculo. Observalo durante algunos minutos y dejá que tus ideas fluyan. Si lográs concentrarte, vas a notar cambios en los colores y en las formas, hasta alcanzar un estado de conciencia propio de la meditación.

La magia y el poder de los mandalas

Es un dibujo mágico y sagrado que nos lleva a meditar sobre todos los aspectos de nuestra vida. ¡A pintar!

Pintar mandalas es una de las múltiples técnicas de relajación orientales. No requiere conocer una disciplina expresa ya que cada quien colorea según sus gustos estéticos e imaginativos. Al ser una expresión del alma, armoniza nuestro mundo interior con el exterior. Al despertar los sentidos, estimula la creatividad. Es un centro de energía que nos balancea, armoniza y purifica. Los mandalas nos ayudan a conocernos a nosotros mismos, conectándonos con nuestro niño interior, al activar nuestra grandeza, poder y sabiduría. Pueden trabajarse de dos formas: creándolo o coloreando uno que ya esté construido. Descubra usted mismo la magia de estos dibujos dispuestos para personas de cualquier edad.

¿Para qué pintarlos?

  • Los mandalas ayudan a meditar de forma activa.
  • Es una actividad relajante que ayuda a recuperar la calma interna y la tranquilidad.
  • Desarrollan la paciencia.
  • Despiertan los sentidos y la intuición.
  • Ayudan a la coordinación, la expresión y el desarrollo mental.
  • Potencian la concentración y el autocontrol.
  • Es una buena actividad para cualquiera que necesite un poco de calma, para quien quiera pasar un rato consigo mismo y divertirse creando.
  • Es recomendable para niños pequeños, ya que ayuda a coordinar y conoce la vista, la mano y los colores.
  • También es útil para personas mayores.
  • Ayudan a mantener activa su mente y su concentración.

Pintar mandalas es una actividad que no requiere mucho esfuerzo ni conocimientos especiales, de la que se puede obtener grandes resultados, por esto es ideal para cualquier tipo de persona.

¿Cómo pintarlos?

El primer paso es buscar un sitio tranquilo donde poder relajarse. Se puede poner música de fondo o dejar el ambiente en silencio. Es importante sentarse de forma cómoda, así como tener todo lo necesario a la mano, para poder concentrarse en el mandala una vez empiece el trabajo.

La imagen escogida será aquella que inspire algo en ese mismo momento, al igual que los materiales para pintar, pueden ser lápices, acuarelas o rotuladores, según como te sientas ese día y qué te apetezca realmente pintar.

También es recomendable respirar de una forma profunda, rítmica y controlada para ayudar a alcanzar la relajación cuando se empiece a trabajar. Cuando ya está todo listo para empezar, es el momento de plantearse de qué forma se debe pintar. Hay dos técnicas principales:

La primera es pintar el mandala desde afuera hacia dentro significa que la persona quiere “buscar su centro”, contactarse con la esencia de su subconsciente.

La segunda consiste en pintar el mandala desde adentro hacia fuera indica un ánimo de exteriorizar las emociones, de sacar lo que se lleva dentro.Una vez se empiece a pintar según el método elegido, hay que dejar que sea la intuición la que guíe el trabajo. Por ejemplo, el estado de ánimo indicará los colores a utilizar.

Es importante liberar la mente, disfrutar del trabajo y concentrarse en el mandala. Lo que se busca llegará solo poco a poco: la tranquilidad, la relajación y la meditación. No hay que ser perfeccionista al pintar. Lo principal es trabajar según lo dicte el ánimo y la intuición. Es fundamental disfrutar mientras se pinta. Al acabar, es recomendable dedicar unos minutos a contemplar el trabajo, dejar “que el mandala te hable”, como aseguran quienes están acostumbrados a realizar esta actividad. Es lo que termina de dar sentido a lo que se acaba de hacer, que, en definitiva, es encontrarse y pasar un rato con uno mismo.

Los colores y sus significados

“Los colores con los que una persona elige pintar un mandala están vinculados a los siete chakras que recorren nuestro cuerpo”, asegura Laura Lagos. Buscá el tono que coincida con el centro energético que querés activar y empezá a colorear ya mismo.

ROJO: Representa el primer chakra, ubicado en la base de la columna. Está ligado al intestino, las piernas y los pies. Su planeta es Marte. Representa el cuerpo y la tierra. El rojo indica vida, fuerza, vigor y resistencia. Es beneficioso en problemas circulatorios y de anemia. Aumenta la vitalidad del cuerpo físico y la capacidad de lucha por la vida. Proporciona ayuda en los estados depresivos y apáticos. Estimula el flujo energético. Es el color de la acción.

NARANJA: Representa el segundo chakra, ubicado en el bajo vientre. Está ligado a los órganos reproductivos y a la sexualidad.  Es el color del sol y significa vitalidad, autocontrol, los frutos de la tierra, conexión con la naturaleza, espíritu joven, buena salud y confianza en sí mismo. La preferencia por el naranja refleja un temperamento artístico. Personas que prefieren el naranja son muy sociables y tienen buenas relaciones con todo tipo de gente. Este color es beneficioso para resfriados, bronquitis, problemas de riñón, vejiga y hemorragias. Es el color de la abundancia.

AMARILLO: Representa el tercer chakra, ubicado en el plexo solar. Está ligado al poder personal, a la capacidad de acción y a la confianza. Este color significa buena salud, simpatía, facilidad de aprender, alegría, receptividad, desarrollo del intelecto, sabiduría, creatividad y fuerte carácter. El amarillo ayuda en los cambios, a tomar decisiones y trae claridad mental. Es el color para enfrentar nuestros miedos.

VERDE: Representa el cuarto chakra, el del corazón. Está ligado a las vías respiratorias y a la fuerza del amor. Es el color de la curación, el color de los médicos. Tiene la vibración del crecimiento, la expansión y el rejuvenecimiento. Su planeta es Venus. Los que prefieren el verde son personas que tienen perseverancia para conseguir los fines propuestos, buenos vecinos y padres, amantes de la belleza y del arte. Simboliza la armonía y la paz. El color verde tranquiliza los nervios y calma el espíritu. Es el color de la sanación.

AZUL: Representa el quinto chakra, ubicado en la garganta. Es el centro de la creatividad y de la comunicación. Simboliza el cielo, la contemplación y la oración, la espiritualidad, la tranquilidad, la relajación, el equilibrio emocional y el pacifismo. Es el chakra de la comunicación, permite lograr entendimiento y claridad. Beneficioso para cuando hay fiebre, eccemas, gripe e inflamación.

ÍNDIGO: Representa el sexto chakra, ubicado en el famoso “tercer ojo”, y al planeta Urano. Está conectado con la vista, la cabeza y la memoria. Se relaciona este color con la felicidad, buena memoria, comunicación y deseo de expresar creatividad. Así como con el contacto, buenas habilidades de concentración, entusiasmo y deseo de armonía. Ayuda a expresar por medio de la acción. Es el color de la fuerza y la voluntad.

VIOLETA: Representa el séptimo y último chakra, el de la conciencia pura. Está relacionado con la piel y los huesos, y nos conecta con lo infinito. Es un color que evoca lo místico, lo mágico, la espiritualidad, la inspiración, la tolerancia. Las personas que tienen una preferencia por el violeta tienen un carácter muy firme, buenas habilidades mentales, saben razonar, son íntegras. Es el color de los artistas, personas muy creativas que disfrutan la vida. El violeta ayuda con los dolores de cabeza, lumbago y asma, en combinación con el rojo.

BLANCO: Es el vacío, la iluminación, la perfección, la virtud, templanza e integridad, empatía, lealtad e inocencia. Su planeta es la Luna. Representa la conexión con los ángeles y la vida espiritual.Es el color de la pureza y la bondad.

Dibujar y colorear mandalas sirve para relajar tu mente y cambiar tus estados de ánimo. Usando los colores adecuados, los círculos pueden convertirse en tu mejor terapia.

Fuentes: www.vidapositiva.com y elespectador.com

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