Santos Joaquín y Ana, padres de la Virgen y patronos de los abuelos: historia, enseñanzas y oraciones

San Joaquín y Santa Ana, son los padres de la Santísima Virgen María y abuelos de Jesús. Joaquín y Ana -santos patronos de los abuelos- fueron personas de profunda fe y confianza en las promesas de Dios. Ambos educaron a la Virgen María en la fe, alimentando en Ella el amor hacia el Creador y contribuyendo de manera singular a que Nuestra Madre estuviera lista para su singular vocación.

A través de ellos, la tradición nos ayuda a ser más conscientes de cuán valioso es estar en contacto con la ‘familia grande’ (abuelos, tíos, primos, etc.) y, en particular, de la importancia de los abuelos con quienes se da el encuentro y el diálogo intergeneracional. Siempre recordemos que “Niños y ancianos construyen el futuro de los pueblos. Los niños porque llevarán adelante la historia, los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de su vida”.

La santidad de Santa Ana es tan grande por las muchas gracias que Dios le concedió. Su nombre significa «gracia». Dios la preparó con magníficos dones y gracias. Como las obras de Dios son perfectas, era lógico que Él la hiciese madre digna de la criatura más pura, superior en santidad a toda criatura e inferior solo a Dios.

El Papa Benedicto XVI, un día como hoy de 2009, resaltaba a través de las figuras de San Joaquín y Santa Ana, el tesoro que constituyen los abuelos dentro de la familia, especialmente en el aspecto educativo. El Papa decía que los abuelos “son depositarios y con frecuencia testimonio de los valores fundamentales de la vida”.

En 2013, el Papa Francisco, también con ocasión de la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, destacaba que “los santos Joaquín y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido la fe y el amor de Dios, en el calor de la familia, hasta María, que acogió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al mundo, nos los ha dado a nosotros. ¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe!”.

Cada 26 de julio la Iglesia celebra a San Joaquín y Santa Ana, padres de la Santísima Virgen María y abuelos del Señor Jesús. Ese día recordemos decir: ¡Feliz día de los abuelos!

Oración a San Joaquín y Santa Ana

Insigne y glorioso patriarca San Joaquín y bondadosísima Santa Ana, ¡cuánto es mi gozo al considerar que fueron escogidos entre todos los santos de Dios para dar cumplimiento divino y enriquecer al mundo con la gran Madre de Dios, María Santísima! Por tan singular privilegio, han llegado a tener la mayor influencia sobre ambos, Madre e Hijo, para conseguirnos las gracias que más necesitamos.
Con gran confianza recurro a su protección poderosa y les encomiendo todas mis necesidades espirituales y materiales y las de mi familia. Especialmente la gracia particular que confío a su solicitud y vivamente deseo obtener por su intercesión.
Como ustedes fueron ejemplo perfecto de vida interior, obténgame el don de la más sincera oración. Que yo nunca ponga mi corazón en los bienes pasajeros de esta vida.
Denme vivo y constante amor a Jesús y a María. Obténganme también una devoción sincera y obediencia a la Santa Iglesia y al Papa que la gobierna para que yo viva y muera con fe, esperanza y perfecta caridad.
Que yo siempre invoque los santos Nombres de Jesús y de María, y así me salve.
Amén

Oración a San Joaquín

Glorioso San Joaquín, 
me pongo bajo vuestra protección.
Ayúdame a imitar en todo a vuestra gloriosa hija,
La Santísima Virgen María, Madre de Dios y madre nuestra.
Que, imitándola a ella, llegue yo a conocer, amar y servir a Dios
con todo mi corazón hasta mi último suspiro.
Te lo pido por Jesucristo, Nuestro Señor.
Amén

Oración a Santa Ana
Gloriosa Santa Ana, quiero honrarte con especial devoción. Te escojo, después de la Santísima Virgen, por mi madre espiritual y protectora. Te encomiendo mi alma y mi cuerpo, todos mis intereses: espirituales y temporales y los de mi familia.
Te consagro mi mente, para que en todo se guíe por la luz de la fe; para que se conserve puro y lleno de amor a Jesús, a María, a José y a ti misma; mi voluntad para que, como la tuya, este siempre conforme con la de Dios.
Buenísima Santa Ana, desbordante de amor para cuantos te invocan y de compasión con los que sufren. Confiadamente pongo ante ti la necesidad de que me concedas están gracia en particular (mencione el favor que desea)
Te suplico recomiendes mi petición a tu Hija, la Santísima Virgen María, para que ambas, María y tu, la presentéis a Jesús. Por tu valiosa intercesión sea cumplido mi deseo.
Pero si lo que pido no fuere voluntad de Dios, obténme lo que sea de mayor bien para mi alma. Por el poder y gracia con que Dios te ha bendecido dame una mano y ayúdame.
Te pido sobre todo, misericordiosísima Santa Ana, me ayudes a dominar mis malas inclinaciones de mi estado de vida y de practicar las virtudes que sean más necesarias para mi salvación.
Como tu, haz que yo logre por el perfecto amor a Dios ser para El en vida y en muerte. Que después de haberte amado y honrado en la tierra con verdadera devoción de hijo pueda, por tus oraciones, tener el privilegio de amarte y honrarte en el Cielo con los ángeles y Santos por toda la eternidad.
Bondadosísima Santa Ana, madre de aquella que es nuestra vida, muestra tu dulzura y dame esperanza, intercede ante tu Hija, para que yo alcance la paz.

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