Santiago Apóstol: historia y oración para alejar todo lo negativo de tu vida

Santiago Apóstol, o Santiago el Mayor, fue uno de los doce apóstoles elegidos por Cristo y ocupa un lugar especial en la historia de la Iglesia primitiva, destacando por su virtud, empuje evangelizador y carácter valeroso. Fue él quien llevó la Palabra de Dios a tierras completamente alejadas de su Galilea natal, como es el caso de la península ibérica. Precisamente por su presencia allí, sembrando la fe, Santiago es reconocido como Patrono de España.

De acuerdo a los Evangelios, Santiago fue testigo, con Juan y Pedro, de algunos de los momentos más intensos de la vida del Señor Jesús, lo que evidencia su cercanía con el Hijo de Dios. Algunos de esos momentos son, por ejemplo, la Transfiguración en el Monte Tabor, la pesca milagrosa y la noche en la que Jesús permanece orando en Getsemaní, en la víspera de su Pasión.

Buena parte de la iconografía lo representa como soldado montado en un caballo, blandiendo una lanza, en actitud de lucha. Es así que Santiago devino en ícono o símbolo de la lucha contra el mal y el pecado personal; eso que muy bien expresó San Juan Crisóstomo cuando dijo de él: “Fue el apóstol más atrevido y valiente”.

También es posible encontrar otra tradición iconográfica donde el apóstol aparece más bien como peregrino, vestido con una túnica sencilla, cubierto de una capa y sosteniendo un cayado o vara. Ese es el Santiago que se marcha hacia los rincones más apartados ‘del mundo’ llevando a Cristo a todos los corazones hambrientos de Él.

Podemos conocerlo en distintas facetas de su vida gracias a que son varios los textos del Nuevo Testamento en los que aparece mencionado. A este Santiago se le suele denominar ‘el mayor’ para diferenciarlo de otro de los apóstoles de Cristo, ‘Santiago, el Menor’.

Santiago nació en Betsaida, Galilea, hacia el año 5 a.C. Fue uno de los primeros convocados por Jesús, quien se acercó a él mientras pescaba en el lago de Genesaret junto a Juan, su hermano (Mc 1, 19).

El “Hijo del trueno” -apelativo que usó Jesús con él y con su hermano Juan- además de ser patrono de España y de la caballería de ese país, es patrono de los curtidores, veterinarios y equitadores.

El nombre con que lo conocemos proviene de la unión de las voces ‘Sant’ y ‘Iacob’. Mientras la partícula ‘Sant’ equivale a ‘san’ o ‘santo’; ‘Iacob’ es el término hebreo para ‘Jacob’, que en griego se dice Ἰάκωβος, Ἰákobos. Ambas partículas – ‘Sant’ y ‘Iacob’- quedaron yuxtapuestas desde los albores de la España cristiana de los primeros siglos, cuyos guerreros se lanzaban a la batalla al grito de “¡Sant Iacob, ayúdanos!”: la rapidez con la que se pronunciaba aquel grito de guerra produjo la voz amalgamada Sant-iago. De ahí el “¡Santiago, ayúdanos!”.

Si bien el arribo del apóstol a la antigua Hispania (España) respondía al primer anhelo de anunciar el Evangelio a todas las gentes, dicho anuncio pasó a integrar la matriz constituyente de la identidad española.

Uno de los símbolos de ese aporte identitario es evidentemente la catedral de Santiago de Compostela, considerada el principal santuario dedicado al apóstol en donde reposan sus restos. Hoy, como en el medioevo, miles de personas peregrinan a Compostela cada año, deseosas de recorrer la ruta del santo patrono de España -el Camino de Santiago-. Así lo hicieron santos, mártires y misioneros.

Una de estas expresiones populares, muy importante, pero a veces olvidada, tiene que ver con la fundación de varias ciudades de América durante los periodos de la conquista y el virreinato. Los españoles, en su afán fundacional, característico del siglo XVI, dedicaron muchos lugares al santo y bautizaron varias ciudades con su nombre. Es el caso, por ejemplo, de Santiago del Estero en Argentina, Santiago de Chile, Santiago en República Dominicana, o Santiago de Cuba.

El 9 de noviembre de 1982, San Juan Pablo II visitó la catedral de Santiago de Compostela e hizo un llamado a toda Europa a reavivar “aquellos valores auténticos” que la constituyeron: “Yo, Sucesor de Pedro en la Sede de Roma, una Sede que Cristo quiso colocar en Europa y que ama por su esfuerzo en la difusión del cristianismo en todo el mundo. Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces”.

Cada 25 de julio se celebra la fiesta de Santiago Apóstol.

¡Santiago, ayúdanos!

Oración al Apóstol Santiago

¡Gran Apóstol Santiago, familiar cercano de nuestro Señor y aún más cercano a Él por lazos espirituales! Al ser llamado por Él entre los primeros discípulos y ser favorecido con Su especial intimidad, tu respondiste con gran generosidad, dejándolo todo para seguirle a la primera llamada. También tuviste el privilegio de ser el primero de los Apóstoles en morir por Él, sellando tu predicación con tu sangre.
“Atronador” en el entusiasmo en la tierra desde el cielo, te has mostrado defensor de Su Iglesia una y otra vez, apareciendo en el campo de batalla de los Cristianos para derrotar y dispersar a los enemigos de la Cruz, y llevar a los descorazonados Creyentes a la Victoria. Fuerza de los Cristianos, refugio seguro de aquellos que te suplican con confianza, oh, protégenos ahora en los peligros que nos rodean.
Que por tu intercesión, nuestro Señor nos conceda Su Santo Amor, filial temor, justicia, paz y la victoria sobre nuestros adversarios, tanto visibles como invisibles, y sobre todo, que un día nos conceda la felicidad de verlo y tenerlo con nosotros en el cielo, en tu compañía y la de los ángeles y santos para siempre.

Oración para alejar lo negativo de tu vida

¡Bendito señor Santiago el mayor!, bienaventurado y glorioso Apóstol de la paz que respondiste con gran generosidad, y dejaste todo para seguir a Jesucristo, el buen Maestro, y fuiste testigo de su Palabra, obras y milagros; tu que estuviste cerca de la Virgen María y confiaste en Dios y a su voluntad te entregaste: danos tu protección, resguardo y amparo. Oh Santiago, valiente vencedor en las batallas, prestigioso torturador de los demonios, prodigioso liberador de magias y hechicerías sanador de dolores y enfermedades, defensor de los débiles, de los desfallecidos y los que mucho sufren por las injusticias.

Oh glorioso auxiliador en los problemas y necesidades, que por tu fidelidad y entrega al Señor mereciste ocupar un lugar destacado en la Gloria y desde el cielo eres nuestro defensor, nuestra fuerza y el refugio seguro donde cobijarnos, hoy llego a ti con confianza para pedirte me ayudes, aleja de mi todo lo negativo, todo lo malo, protégeme en los peligros que me rodean, y dame victoria sobre los adversarios, tanto visibles como invisibles, ocultos o declarados, para que su malicia y malos actos no me dañen. Hazme invisible ante el enemigo para que no me sienta, y líbrame de toda magia, conjuro y hechicería; guárdame bajo tu singular y potente custodia para que no me alcance ningún mal; aléjame de la envidia, la soberbia y la traición de la venganza, el odio y el rencor, de las malas lenguas y difamaciones, confunde a mis enemigos para que no me encuentren, rodéame de buena justicia, de buenas gentes y líbrame de persecuciones, cárceles, prisiones y juicios. Mi buen señor Santiago, llamado hijo del trueno, con tu espada y con tu Cruz, con tu valor y fuerza, corta con firmeza y para siempre todo lo malo, aleja las desdichas, dificultades y enfermedades para que pueda llegar a mi vida lo bueno y pueda vivir con prosperidad y abundancia, para que lleno de paz y tranquilidad todo a mi alrededor sea motivo de amor y felicidad, en especial quiero pedirte que lleves esta petición y seas mi mediador ante el Señor para ser auxiliado en: (pedir con mucha fe lo que se quiere alcanzar).

Mi buen apóstol Santiago, columna de la Iglesia, siempre fuerte protector, siempre noble y justo, tu que fuiste predilecto de Jesús y a ti te dio sus afectos, no dejes de pedirle por los múltiples problemas que tengo, por favor, ven a mí, mándame tus favores y bendiciones. Si ves que flaqueo y me falta ánimo, lléname de fuerza para vencer toda adversidad, llena mi ser con tu bondad y caridad, hacía el prójimo y haz que con tus enseñanzas me acerque más a Jesús que es el Camino, la Verdad y la Vida.

Por Jesucristo, nuestro hermano y Señor. Así sea.

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