Enseñanzas de Jesús: «Si no cambian y se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos»

En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: “¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?”. Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: “En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí.

Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en los cielos el rostro de mi Padre celestial.

¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.

Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños”.

-Evangelio según San Mateo, capítulo 18

La voluntad del Padre no es otra que la salvación de todos

Una vieja inquietud para el ser humano: ¿quién es el más importante? Una cultura de la competitividad, muchas veces desleal, que nos arrastra a pisotear la dignidad de las personas, enfrentando unas a otras con tal de conseguir poder y dominio. Estar por encima de los demás y ser quien dispone cómo tienen que ser las cosas y de qué manera se han de llevar a cabo.

Jesús coloca a un niño en medio de ellos. Es más elocuente la figura del niño y adquiere un sentido mayor, cuando la Palabra llena de mayor contenido el signo.

Jesús les dice: “En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”.

Dos cosas destaca: convertirse, es decir cambiar de mentalidad, que es por donde empieza la conversión; hacerse como niños, es decir, sencillez, humildad y deseo de aprender, que es lo que caracteriza al niño. En el niño no hay doblez, todo es más simple. Hay humildad, no se pone por encima de los otros. Te sorprenden cuando ves cómo se solidarizan compartiendo lo que podría ser el logro de uno. Un extraordinario deseo de saber. Jesús en otro lugar afirma: todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.

Lo que tiene que estar en el horizonte del bautizado y de la comunidad de creyentes no puede ser otra cosa que lo que el mismo Jesús señala: “Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida?” Con ello hace un planteamiento nuevo.

El interés no está en ver quién es más que el otro. Quién es el primero. Lo significativo es mirar para cuidar y en el caso de descubrir la ausencia de alguien, procurar buscarlo y recogerlo a la comunión.

La voluntad del Padre no es otra que la salvación de todos. Se hará alusión a los pequeños, a, los que no cuentan para una sociedad de tendencia excluyente, reconociendo que ellos son importantes. Para Dios todos cuentan y nadie puede ser dejado de lado y excluido.

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