Dos poderosas oraciones al Espíritu Santo para pedir guía y fortaleza

San Agustín (354-430) por muchos años se dedicó a escribir un Tratado sobre la Trinidad. Él compuso una breve oración en la que le pide al Espíritu Santo que nos ayude a vivir santamente:

Espíritu Santo, inspíranos, para que pensemos santamente.
Espíritu Santo, incítanos, para que obremos santamente.
Espíritu Santo, atráenos, para que amemos las cosas santas.
Espíritu Santo, fortalécenos, para que defendamos las cosas santas.
Espíritu Santo, ayúdanos, para que no perdamos nunca las cosas santas.

Por su parte, la santa carmelita María de Jesús Crucificado (1846-1878), que nació en Abellin cerca de Nazaret (Tierra Santa), fue una gran devota del Espíritu Santo. Según las Carmelitas Descalzas en Haifa (Palestina), redactó una oración en la que también menciona a la Virgen:

Espíritu Santo, inspírame,
Amor de Dios, consúmeme.
A lo largo del verdadero camino, guíame.
María, Madre mía, mírame.
Con Jesús, bendíceme.
De todo mal, de toda ilusión,
de todo peligro, presérvame.

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