Una alimentación sana para una vida espiritual más plena. Por Sathya Sai Baba


En esta nota compartimos las enseñanzas de Sathya Sai Baba sobre alimentación sana, con base en la sabiduría milenaria de la India. Una alimentación mejor nos permitirá gozar de salud y poder dedicar nuestra energía vital a llevar adelante una existencia más plena:
SALUD, ALIMENTACIÓN Y DISCIPLINAS ESPIRITUALES
por Sathya Sai Baba

¡Encarnaciones del Amor!

En este mundo nuestro, el hombre es dado a querer experimentar riquezas más allá de toda descripción. Pero es que, de todas las clases de riquezas, es la salud la que resulta ser nuestra posesión de más valor. De hecho se ha dicho que “la salud es riqueza”. Si no se es saludable, no se puede tener éxito ni aun en la menor de las empresas. Uno puede tener inmenso poder y riquezas, pero si no hay salud éstos carecen de importancia; sólo con plena salud pueden usarse la riqueza y la autoridad para buenos propósitos.

Es un error creer que la salud confiere felicidad perdurable. Pues ¿cuál es el propósito de vivir en este mundo? El poder alcanzar algo que está más allá. Al menos que tengan fija ante ustedes esa meta distante, esta existencia mundana carece de sentido. Luego, ¿para qué necesitan ustedes conservar su salud? No para vivir en este mundo, sino para poder experimentar la Bienaventuranza y la Realización de la Divinidad Interna. Y a fin de proteger su salud, es que deben observar ciertas reglas de conducta.

Veamos: en esta Creación, los diferentes tipos de formas de vida han sido clasificadas en 8.400.000 especies. De esas 8.400.000 especies, 8.399.999 tipos tienden a ingerir alimentos que no están cocinados. Todas ellas comen alimentos que están en estado natural, y que se encuentran disponibles en su ambiente. Este alimento que tienen disponible en la Naturaleza no parece causarles daño alguno. Así es que las 8.399.999 especies de distintas formas de vida se encuentran disfrutando de salud óptima. (Por supuesto, a veces sucede que, debido a variaciones climáticas y a otros factores que están fuera de control, algunas de estas formas de vida experimentan aflicciones también.)

Pero el hombre es el único que está sujeto a la mayor cantidad de problemas relacionados con la salud. Todas las enfermedades humanas están en aumento. La razón es que al hombre no le gusta tomar el alimento como Dios lo creó. El se ha convertido en una víctima de su lengua, que quiere ser satisfecha en cuanto al gusto, y así sus gustos individuales se interponen e interfieren con lo que él debe comer.

El hombre busca cambiar los alimentos disponibles en la Naturaleza para así satisfacer sus gustos, y en el proceso destruye la misma esencia de vida que contienen. Debido a que él extermina las fuerzas que dan vida en los alimentos que tiene a su disposición, el hombre se encuentra cada vez más sujeto a las enfermedades. De lo que se desprende, repito, que si el hombre comiera los alimentos en su estado natural, no estaría ciertamente tan sujeto a enfermedades.

Veamos: Es por todos sabido que cada cuerpo, cada sistema, tiene sus factores que lo gobiernan. Todos estos factores deben estar presentes en forma apropiada; cualquiera de ellos en demasía o en carencia, será causa para ponerlos en desorden. Si desean conocer la causa de los dolores de cabeza, sepan que no es la cabeza la que tiene la culpa. ¡Es el estómago! Esto es así con respecto a los diferentes órganos: el estómago es el punto clave. El estómago digiere lo que le den y suministra su esencia a todos los órganos. Este poder de digerir dado al estómago es concedido por Dios. De hecho, Dios reside en un ser como esta fuerza digestiva, que es la que gobierna todos los procesos vitales en el cuerpo. A fin de reverenciar este aspecto de Dios, ¿qué es lo que se debe ofrecer? A este Dios se le debe dar aquello que es Su propia Creación, no lo que está hecho por el hombre. De ahí que, si le dan a su estómago lo que se encuentra disponible en su estado natural, como les fue dado por Dios, todo marchará bien.

Existe la tendencia a comer demasiado, la cual les conduce a disturbios mentales. Debe ponerse límites a los alimentos que se ingieran. Si se excede este límite, están sujetos a sufrir. El alimento es una necesidad, pero debe tomarse sólo en la cantidad necesaria para el mantenimiento de! cuerpo. Excedan ese límite, y diferentes desórdenes aparecerán en su camino.

Tomen por ejemplo el corazón, el cual tiene cierta capacidad para bombear sangre a todo el cuerpo. Él no puede exceder este punto óptimo. El cuerpo requiere que el corazón tenga una cierta medida de potencia llamada “caballos de fuerza”, y eso es lo que Dios le ha dado. De ahí que cuando aumentan su cuerpo más allá de los límites de capacidad del corazón, éste no puede funcionar. Ésta es la razón por la que hay un aumento en las enfermedades del corazón.

La idea principal detrás de todo esto es que se debe limitar la cantidad de alimentos que se tomen. Cualquiera que sea el tipo de alimento, si comen con moderación, todo andará bien. Comer en exceso conduce a disturbios mentales, pero el alimento en cantidades moderadas les dará felicidad. Coman de modo que sacien el hambre y el cuerpo esté alimentado, y no para que su cuerpo aumente. Si se cuidan en sus hábitos de alimentación, tendrán a su disposición todo tipo de oportunidades. Tal vez ciertas circunstancias fuera de vuestro control puedan causarles aflicción, pero excluyendo esto, no hay razón para que estén sujetos a las enfermedades. Si desean vivir más tiempo, para servir a la sociedad, para realizar la Divinidad por más tiempo, entonces mantengan la alimentación bajo control.

Además, los tipos de alimentos que tomen deben ser nutritivos. En este mundo de hoy, ustedes comen aquello que no tiene absolutamente ningún poder innato para sustentarles. Para el mantenimiento del cuerpo necesitan proteínas y vitaminas de toda clase. Una vitamina les da buena vista; otra purifica la sangre; una tercera fortalece los huesos. Y para todo esto las proteínas son vitales. De hecho el vocablo proteína significa “aquello que protege”. Los alimentos que no se cocinan contienen la mayor cantidad de proteínas.

Tomen por ejemplo las diferentes clases de legumbres, como el poroto mung y el dhal. Aun los extranjeros tienen ya la tendencia a usarlos como, por ejemplo, el poroto de soya. En éste el contenido proteico es grande. Ahora bien, el modo de comer guisantes, porotos o lentejas es remojándolos en agua y dejar que germinen. De esta forma se tienen cuando están en toda su riqueza. Pero como ustedes son víctimas de sus lenguas, gustos, caprichos y antojos, ¿qué es lo que hacen? Los hierven, y además los alteran más aún, añadiéndoles aceite y otros ingredientes. En el proceso, les quitan su contenido básico, y se privan de lo que estos alimentos pueden darles.

Para otro ejemplo, tomen las frutas, que no tienen más que vitaminas; y los vegetales, que pueden darles cualquier cantidad de fortaleza. Pero lo que estos alimentos dan hoy en día puede llamarse vitaminas artificiales. Antiguamente, era práctica común darle a las plantas el abono en su estado natural en forma de estiércol de vaca. Los vegetales resultantes puede que hayan sido pequeños, pero eran ricos en contenido. Hoy día, los vegetales son de mayor tamaño, y carecen del sabor que antes tenían. ¿Cuál es la razón? A las plantas se las alimenta ahora con abono artificial, y no tienen realmente la fortaleza innata que deberían tener. Como resultado, el número de casos de cáncer y quejas sobre el corazón está en aumento.

Hasta hoy, ningún médico ha traído la solución para el problema del cáncer. La causa de todo este cáncer es algo que vale la pena conocer. Veamos: algunos podrían decir que el cáncer es el y resultado directo de fumar. Otros podrían decir que la causa es la contaminación del aire. Estos factores pueden estar contribuyendo de una forma menor, pero no son la causa primaria del cáncer. La causa principal del cáncer es el azúcar refinada. La razón es que, cuando se refina el azúcar, se añade una gran cantidad de agentes químicos, y uno de estos agentes químicos que se usa para procesarla es el carbón animal, el cual, cuando el azúcar se come puede alojarse en cualquier parte del cuerpo y crear problemas.

¿En qué forma se consumía el azúcar en los “buenos tiempos viejos”? Pues no de esta manera artificial, sintética, sino como saludable azúcar pastana extraída de la savia de la palmera. Hoy nos encontramos que lo artificial está introduciéndose en todo lo que se come, y todo simplemente a causa del dinero. Ahora bien, si vuestro período de vida queda reducido, ¿quién va, finalmente, a disfrutar de todo ese dinero? Así es que traten de adoptar el camino por el cual puedan verdaderamente llegar a realizarse. Los Emperadores, muchos de ellos poderosos y llenos de valor, todos se han ido, dejando atrás sus riquezas. No se olviden de su meta, de su identidad; traten a su cuerpo con cuidado.

No es la riqueza material la que es importante. Son las cualidades propias las que constituyen la riqueza verdadera. Sin estos atributos, la riqueza no puede darles nada. Luego diremos aquí como se ha dicho tantas veces: “Más que tu riqueza, cuida tu salud”. ¿Cuál es la satisfacción que se debe buscar? El ingresar de donde han venido. La Divinidad Interior es vuestro destino. Hasta el momento en que alcancen ese destino, empleen su tiempo, empleen su cuerpo, empleen todo lo que tienen en buenas acciones y en hacer el bien a otros.

Encarnaciones del Amor: ¿cuál es la suma y la sustancia de todo esto que les he hablado? Primero: que la salud es de una importancia principalísima. Segundo: ¿para qué propósito, para beneficio de quién? A fin de que puedan experimentar la Bienaventuranza, el arrobamiento del Alma. Ahora bien, puede ser que tengan salud, de acuerdo, pero que aún no experimenten este arrobamiento. ¿De qué sirve entonces tener esa salud? Algunas personas que no pueden experimentar la Bienaventuranza, tienen, sin embargo, buena salud. ¿Qué clase de gente es? Se ha dicho y bien dicho que esta gente es aquella que tiende a reducir el suministro de alimentos en el mundo, y es, simplemente, una carga para la humanidad.

Traten de entender quiénes son, su propia realidad. Si no comprenden quiénes son, ¿cuál es el objetivo de vivir en este mundo? No distingan entre lo de este mundo y lo del más allá de este mundo. Pongan los dos juntos y comprendan que tienen que realizar su verdadera naturaleza, y experimentar la felicidad divina. Y de lo que al hombre le es dado, traten de mejorarlo. AMEN, no le den cabida a pequeñeces ni a perspectivas estrechas. Traten de conducirse de tal manera que no causen daño a otros. Solamente así estarán santificando sus existencias.

*Tomado del Discurso de Sathya Sai Baba del 8 de octubre de 1983, Prashanti Nilayam, India.
Traduccion Herta Pfeifer

 

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