La meditación como salvación: Ekapol y los chicos atrapados en una cueva en Tailandia

El entrenador principal del equipo de fútbol tailandés  “Los Jabalíes” instruyó a su joven asistente, Ekapol Chanthawong, para una tarea importante: cuidar a los chicos por su propia cuenta al momento de llevarlos a una cancha de fútbol enclavada junto a la cadena montañosa Doi Nang Non, una formación con varios saltos de agua y cuevas que se extiende en la frontera entre Tailandia y Myanmar.

En las horas siguientes del partido se desataron una serie de acontecimientos críticos: una dramática búsqueda y posterior rescate. Nueve días más tarde encontraron a los chicos, que estaban amontonados en una pequeña elevación de tierra enlodada y rodeada por el agua de la crecida.

El entrenador Chanthawong Ekapol, de 25 años, junto con los chicos del equipo de fútbol tailandés
El entrenador Chanthawong Ekapol, de 25 años, junto con los chicos del equipo de fútbol tailandés

La historia de Ekapol

Ekapol abandonó su vida monástica hace tres años y poco tiempo después se incorporó a los Jabalíes como asistente del cuerpo técnico. El joven es casi una fuerza divina enviada para proteger a los chicos durante el calvario. En una ilustración que se viralizó, puede verse a Ekapol sentado en la posición de loto, como hacen los monjes en meditación, con 12 pequeños jabalíes en sus brazos.

El joven exmonje los instruyó en técnicas de respiración para mantener el calor y la calma y manejar sus emociones. Sin la intervención de las prácticas budistas, quizá el resultado no sea el celebrado con el rescate de los doce niños.

Según los oficiales del rescate, Ekapol les dio a los chicos la ración de comida y de agua que llevaba consigo. También les enseñó a meditar y a conservar la mayor cantidad de energía hasta que los encontrasen.

“Si Ekapol no hubiera ido con ellos, ¿qué le habría pasado a mi hijo?”, dijo en una entrevista con un canal de televisión tailandés la madre de Pornchai Khamluang, uno de los chicos de la cueva.

Ekapol perdió a sus padres cuando tenía 10 años. Después se inició para ser monje, pero dejó el monasterio para cuidar a su abuela enferma en Mae Sai, al norte de Tailandia. Allí dividió su tiempo trabajando como asistente en el templo del monasterio y entrenando al equipo Moo Pa, que había sido recientemente conformado. Ekapol logró construir una fuerte afinidad con los chicos, muchos de los cuales nacieron pobres o pertenecen a minorías étnicas sin Estado, frecuentes en esa zona fronteriza entre Myanmar y Tailandia.

Dedicación de amor

“Los amaba más que a sí mismo”, dice Joy Khampai, un amigo de larga data de Ekapol que trabaja en un stand de café en el monasterio de Mae Sai. “No toma, no fuma. Es una persona que se cuida y que les enseña a los chicos a hacer lo mismo.”

Ekapol ayudó a Nopparat, el director técnico, a diseñar un sistema en el que la pasión de los chicos por el fútbol pudiese motivarlos a destacarse académicamente. Si obtenían ciertas notas en la escuela, obtendrían como recompensa objetos relacionados con el fútbol, como tapones nuevos para sus botines o un pantalón corto nuevo. Ambos pasaron mucho tiempo buscando patrocinadores y utilizaron al equipo Moo Pa para demostrarles a los chicos que podían convertirse en algo más que lo que podría esperarse de su pequeña ciudad, y que incluso algún día podrían llegar a ser deportistas profesionales.

Los rescatistas trabajan contrareloj para sacar a los chicos que aún permanecen en la cueva en Tailandia
Los rescatistas trabajaron contrarreloj para recatar a los niños

“Les dio mucho de sí a ellos”, dice Nopparat. Cuando los padres no podían, pasaba a buscar a los chicos y los llevaba de vuelta a sus casas, y se hacía responsable de ellos como si fueran su propia familia.

 La meditación les permitió esperar con tranquilidad

Las prácticas de meditación budistas han colaborado para que los jóvenes puedan mantener la calma y aprovechar sus recursos, manejar la energía, controlar la respiración y sus emociones. Ekapol hizo de la meditación una rutina diaria, y fue así que la práctica les permitió resistir el desafío emocional de estar encerrados y manejar las ansiedades de la expectativa del rescate.

Los beneficios de la meditación para aplacar el estrés, manejar la mente y controlar las sensaciones corporales han sido difundidos en textos filosóficos y científicos.

Los invitamos a realizar esta práctica para beneficio propio y de todos los seres. Que la historia de Ekapol y los doce niños permita ser una inspiración para seguir el camino de la meditación.

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