Por Nel Gómez
Los avances tecnológicos que ha experimentado el mundo de la ciencia han permitido realizar análisis mucho más avanzados de las propiedades de los alimentos. Un logro clave en la conformación de una dieta equilibrada, considerado un pilar básico para gozar de buena salud. Estos estudios cada vez más precisos han permitido evaluar cada uno de los componentes de la comida que ingerimos, sino la interacción entre ellos, la cual también puede aportar algún beneficio a nuestro cuerpo.
Esto mismo es en lo que se centró una investigación realizada por científicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Pohang (Corea del Sur) y la Universidad de Illinois (Estados Unidos). Analizaron las diferentes propiedades de 1.000 alimentos crudos y puntuaron su valor nutritivo. Los 100 mejor clasificados conforman una lista publicada por la cadena británica BBC, en la que destacan, con la puntuación más alta, un tipo concreto de frutos secos.
Las almendras lograron una puntuación nutricional de 97 puntos, por encima de la chirimoya (96) o la perca oceánica (89) y la BBC justificó este primer puesto por su riqueza en ácidos grasos monoinsaturados y sus beneficios tanto para el corazón como para consumidores con diabetes. En el estudio, mencionan también la importante cantidad de vitamina E que tiene este alimento, un antioxidante que ayuda a proteger el sistema inmunitario y a formar glóbulos rojos.
La Academia de Nutrición y Dietética, nacida en el marco de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas, identifican las almendras como “un tesoro nutricional con beneficios científicamente probados para la salud”. En su revista Nutriendo, enlistan algunos de sus componentes más saludables, como las proteínas, la fibra, algunos minerales, como calcio, magnesio, potasio, zinc y fósforo) y otros compuestos bioactivos como los fenoles y fitoesteroles. La grasa que tienen las almendras es muy parecida a la que encontramos en el aceite de oliva, es decir, constituida de ácidos grasos monoinsaturados.
Su consumo también se ha relacionado en diferentes estudios -como el ensayo PREDIMED publicado en 2018- con la reducción del riesgo de contraer determinadas enfermedades, como la diabetes 2. “También se ha observado un menor riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, sobre todo el cáncer colorrectal, aunque la evidencia todavía no es tan clara como para la salud cardiovascular. Otro de sus efectos beneficiosos es la modulación de la microbiota intestinal”.
Los expertos recomiendan su consumo diario, en cantidades de un puñado. Eso sí, para beneficiarse al máximo es importante ingerirlas crudas o tostadas sin sal. “Las versiones saladas, fritas o azucaradas, reducen en muchas ocasiones algunos de estos nutrientes, a la vez que ganan calorías a partir de los azúcares y grasas añadidas”, advierten desde la Academia.