
Hui Neng (638-713), el Sexto Patriarca del Budismo Chan (Zen)Hui Neng (en chino: 惠能 o 慧能, también conocido como Daijian Huineng o el Gran Maestro Huineng) fue un monje analfabeto del sur de China que, en el siglo VII, se convirtió en la figura más importante del budismo Chan después de Bodhidharma. Proveniente de una familia pobre y sin educación formal, trabajaba vendiendo leña cuando oyó recitar el Sutra del Diamante y despertó instantáneamente a la verdad. Tras viajar al monasterio del Quinto Patriarca Hongren, ganó el patriarcado al componer un gāthā (verso) que demostraba una comprensión más profunda que la del monje erudito Shenxiu. Perseguido por envidias, huyó y vivió oculto quince años antes de revelar su identidad. Su enseñanza, recogida principalmente en el Sutra del Estrado (Liuzu Tanjing o Plataforma Sutra), revolucionó el Chan al enfatizar la iluminación súbita (dunwu), la naturaleza búdica innata en todos los seres y la práctica directa sin apego a escrituras ni rituales. Es considerado el verdadero fundador del Chan chino ortodoxo y una de las figuras más influyentes de toda la historia del budismo mahayana.
Las 20 citas y reflexiones más representativas de Hui Neng (tomadas o parafraseadas del Sutra del Estrado y de las tradiciones chan que le atribuyen directamente)
«Para el hombre ordinario incluso Buda es ordinario. Para un Buda, todos son un Buda.»
«Desde el principio no hay nada.»
«La mente es el Buda; fuera de la mente no hay Buda.»
«No tener morada en ningún lugar es el verdadero sentido de la mente.»
«Cuando la mente no se detiene en las cosas, las diez mil cosas son tal como son.»
«El Bodhi (iluminación) es originalmente puro; basta con usar esta mente directamente para ser inmediatamente Buda.»
«Los pensamientos surgen y desaparecen; no te aferres a ellos ni los rechaces. Eso es meditación verdadera.»
«La sabiduría iluminadora (prajña) está en ti mismo; no es algo que se obtenga de fuera.»
«Si alguien te pregunta por el Dharma, respóndele con no-Dharma; si te pregunta por lo mundano, respóndele con lo supramundano.»
«Ver la propia naturaleza y convertirse en Buda no depende de la cultivación gradual.»
«El Sutra dice: “No morar en ninguna parte y hacer surgir la mente pura”; no hagas que la mente more en ningún lugar.»
«Buenas y malas acciones son ambas cadenas; verlas como iguales es la verdadera liberación.»
«Los que comprenden el Dharma no ven faltas en el mundo; los que ven faltas en el mundo no comprenden el Dharma.»
«La mente iluminada es como el sol en el cielo vacío: sin nubes, sin obstáculos.»
«No penséis en el bien, no penséis en el mal: ¿cuál es vuestra cara original antes de que nacieran vuestros padres?»
«El samadhi y la prajña son uno, no dos; el samadhi es la sustancia de la prajña, la prajña es la función del samadhi.»
«Los preceptos, la meditación y la sabiduría son originalmente uno; quien los divide en tres no entiende mi enseñanza.»
«Si tu mente está recta, ¿para qué guardar los preceptos? Si tu conducta es correcta, ¿para qué practicar dhyana?»
«El Buda está en tu propia naturaleza; buscar fuera es como buscar un conejo con cuernos.»
«Arrepentirse es lavar la mente; una vez lavada, no volver a mancharla.»
«Vive en el mundo pero no te contamines con él, como la flor de loto que nace en el barro pero no se moja.»
Estas palabras, simples y directas, rompieron con siglos de formalismo budista y sentaron las bases del Chan/Zen tal como lo conocemos hoy. Su mensaje central sigue siendo: la iluminación no está en templos ni escrituras, sino en reconocer la naturaleza despierta que nunca ha estado ausente.