San Agustín fue quizá uno de los más grandes sabios de la tradición cristiana del primer milenio y para muchos uno de los más destacados genios de la humanidad. Publicó infinidad de tratados sobre espiritualidad y fue también uno de los grandes filósofos del amor.
Compartimos algunas de sus más bellas frases y reflexiones:
El amor es una perla preciosa que, si no se posee, de nada sirven el resto de las cosas, y si se posee, sobra todo lo demás.
-San Agustín. Sermón sobre Epístola de San Juan.Conocemos en la medida en que amamos.
-San AgustínQuien se manifiesta indiferente ante la vida y la muerte es que no ama.
-San AgustínAma y haz lo que quieras: si callas, calla por amor; si gritas, grita por amor; si corriges, corrige por amor; si perdonas, perdona por amor.
-San Agustín
Esta última es a su vez parte de la siguiente reflexión:
En efecto, pueden realizarse muchas que poseen una apariencia de bondad, pero no proceden de la raíz de la caridad; también las zarzas tienen flores. Otras acciones, por el contrario, parecen duras y crueles, pero se llevan a cabo para imponer la disciplina bajo el dictado del amor. Así, pues, de una vez se te da este breve precepto: Ama y haz lo que quieras: si callas, calla por amor; si gritas, grita por amor; si corriges, corrige por amor; si perdonas, perdona por amor. Exista dentro de ti la raíz del amor; de dicha raíz no puede brotar sino el bien.
-San Agustín, Comentario a la carta de san Juan 7, 8
También enseñó a no odiar a quienes pecan sino a sus pecados, de modo de poder perdonar a la persona, lo que hoy se conoce como «ama al pecador pero no al pecado»:
Con amor a la humanidad y odio a los pecados.
-San Agustín
Fue muy crítico de los abusos de poder de los gobernantes:
Una ley injusta no es ninguna ley en absoluto.
-San AgustínSin la justicia, ¿qué serían en realidad los reinos sino bandas de ladrones?
-San Agustín, La ciudad de Dios, IV, 4.Inteligente y veraz fue la respuesta dada a Alejandro Magno por un pirata que había caído en su poder, pues habiéndole preguntado el rey por qué infestaba el mar, con audaz libertad el pirata respondió: por el mismo motivo por el que tú infestas la tierra; pero ya que yo lo hago con un pequeño bajel me llaman ladrón, y a ti porque lo haces con formidables ejércitos, te llaman emperador.
-San Agustín, La ciudad de Dios, IV, 4.
Condenó las injusticias sociales:
Las superfluidades de los ricos son las necesidades de los pobres. Quienes poseen superfluidades, poseen los bienes de los demás.
-San AgustínLas riquezas son injustas o porque las adquiriste injustamente o porque ellas mismas son injusticia, por cuanto tú tienes y otro no tiene, tú vives en la abundancia y otro en la miseria.
-San Agustín, Psalmos 48
Condenó y advirtió contra la práctica del suicidio:
Quien se mata, mata a un hombre y, por tanto, contraviene la ley divina.
-San Agustín
Explicó lo negativo que implicar el mentir:
“La mentira capital y la primera que hay que evitar decididamente es la mentira en la doctrina religiosa. […]La segunda es la que daña injustamente a alguien, es decir, que perjudica a alguno, y no aprovecha a nadie. La tercera es la que favorece a alguno, pero perjudica a otro, aunque no sea en torpeza alguna corporal. La cuarta es la cometida por el puro apetito de mentir y engañar, que es la pura mentira a secas. La quinta es la que se comete por querer agradar en la conversación. La sexta es la que aprovecha a alguno, sin perjudicar a nadie. […]La séptima es la que, sin perjudicar a nadie, favorece a alguno, exceptuando el caso de que pregunte el juez. […] La octava es la que, sin perjudicar a nadie, aprovecha a alguien para evitar ser mancillado en el cuerpo”.
-San Agustín, De mendacio, 510-511.
Entendió que el fin de la vida era dedicar todas nuestras acciones a Dios para luego poder descansar en Él:
Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti.
-San Agustín
Promovió la paz entre los pueblos:
Acabar con la guerra mediante la palabra y buscar o mantener la paz con la paz y no con la guerra es un título de gloria mayor que matar a los hombres con la espada.
-San Agustín, Epístola 229