Las emociones que acompañan a las crisis son a menudo descritas como una sensación similar a olas gigantes rompiendo tú alrededor. Por eso, en sus Ejercicios Espirituales, San Ignacio de Loyola proporcionaba el “Examen” como una herramienta de cinco pasos para la reflexión y para orar (hablar y/o rezar) con Dios.
El objetivo de esta herramienta es aumentar la conciencia sobre la presencia de Dios en las experiencias de su vida diaria.
1. Buscar un lugar seguro y tranquilo.
Busca un lugar tranquilo para que puedas sentir la presencia de Dios: “Vámonos aparte, a un lugar retirado, y descansen un poco” (Marcos 6,31). Puedes empezar pidiendo calma para tu corazón y mente y así puedas sentir tu paz.
2. Revisa lo que sucedido en tu vida.
La gratitud es la base de nuestra relación con Dios, incluso en los momentos más difíciles, se nos otorgan regalos. Puede que hayas escuchado la voz de un ser querido, haber sentido el sol en el rostro, etc. Cuéntale a Dios la historia del evento reciente que te abruma, ¿cuándo fue la primera vez que escuchaste sobre la situación que te afecta?, ¿Cuáles fueron esos sentimientos y pensamientos que comenzaron abrumar?.
Conforme los vayas sintiendo, significa que Dios te está hablando. La historia va a tomar varias vueltas; sigue compartiéndola con Dios en tu mente y corazón.
3. Prestar atención a las emociones.
San Ignacio abrazó fuertemente las emociones. Tenía la certeza que la presencia del Espíritu Santo se revelaba en las emociones que nos invitan a reflexionar sobre nuestras experiencias. ¿Cuáles fueron los momentos en los que los sentimientos que surgieron te sorprendieron?, ¿Puedes identificar una o dos momentos o interacciones donde las emociones surgieron dentro de ti?. Agradece a Dios por hablar contigo a través de esas emociones.
4. Dios hablará a tu corazón, sólo pídeselo
Ahora que ya tienes claro los sentimientos que tienes sobre la reciente situación, puedes rezar para recibir una visión de estas experiencias. Deja que el Espíritu Santo te dirija hacia esos momentos con imágenes o sentimientos que Dios te está llamando a examinar con mayor intensidad. Por eso, debes poner atención, pueden ser palabras que alguien dijo, alguna reacción emocional, cualquier detalle. En algún momento de la reflexión, sobre esa situación de crisis, Dios te estará regalando algunos mensajes.
Con la guía del Espíritu Santo, comienza a buscar los mensajes en las emociones, imagínate e interactúa durante la situación de crisis. ¿Qué puedes aprender de ti mismo?, ¿Cuáles podrían ser algunos de los mensajes que se pueden sacar de esa experiencia?. ¿Qué está susurrándole Dios a su corazón?
5. No creas que no hay un mañana
Estos mensajes que nos llegan son un regalo de Dios. Cuando las tensiones y la crisis nos agobian, es difícil ver la costa a lo lejos. Luego de haber entendido los mensajes, podemos elegir nuestro próximo destino. Verás todo con mayor claridad. Estarás fortalecido para mirar hacia el futuro. Ahora sabes cómo incorporar la sabiduría que te ha dado en los próximos pasos de tu viaje.