MANDUKYA UPANISHAD
Este Upanishad , el Mandukya Upanishad, es uno de los fundamentales porque de una forma muy esencial describe el centro más profundo y la meta última de la consciencia humana.
AUM,
el sonido eterno es la semilla de todo lo existente.
Pasado, presente y futuro no son más que
el despliegue del AUM.
Todo lo que trasciende
las tres dimensiones del tiempo, eso es en verdad el florecimiento del AUM.
Esta creación al completo
es, en último término, Brahman.
Y el Yo, es también Brahman.
AUM
Eso es el Todo,
Esto es el Todo
El Todo emerge del Todo;
el Todo surge del Todo y aún así,
es la Totalidad.
El Yo puro tiene cuatro aspectos:
El primero es el estado de vigilia,
en el que se experiencia la realidad común para todos
y en la que la atención se dirige hacia afuera,
disfrutando del mundo en toda su diversidad.
El segundo es la experiencia de mundos subjetivos,
como ocurre en el soñar.
Aquí la atención se dirige hacia el interior,
fascinada por las sutiles creaciones de la mente.
La tercera es el sueño profundo,
el descanso de la mente,
en la que la atención se encuentra suspendida.
Este estado más allá de toda dualidad,
del cual emergen todas las ondas de pensmiento,
es gozado por los Iluminados como un océano de silencio y felicidad.
El cuarto, dicen los sabios,
es simplemente el puro Yo
que mora en el corazón de todos.
Es el Señor de todo,
Aquél que Todo lo ve,
Origen y Meta de todo.
No es consciencia exterior,
ni consciencia interior,
ni es la suspensión de la consciencia,
ni es saber,
ni es no saber,
ni es el conocimiento mismo.
No puede ser visto, ni comprendido,
ni puede ser limitado.
Es inefable
y está más allá de todo pensamiento.
Es indefinible.
Solamente es conocido cuando te conviertes en Él.
Es el final de toda actividad,
silencioso e inmutable,
el Bien Supremo,
el Uno sin segundo.
Ése es el verdadero Yo.
al que has de conocer por sobre todas las cosas.
Este puro Yo y el AUM son uno.
Y los diferentes aspectos del Yo
corresponden al AUM y sus sonidos: A-U-M.
La experiencia del mundo exterior, corresponde a la A, el primer sonido.
Así se inicia y culmina toda acción.
Todo aquél que despierta a este aspecto actúa en libertad
y triunfa.
La experiencia del mundo interior corresponde a la U, el segundo sonido.
Así se inicia el sostén y la unificación.
Aquél que despierta a él, sostiene la tradición del conocimiento
y unifica las diversidades de la vida.
Todo aquello con lo que se encuentra,
le habla del Brahman.
El estado de sueño profundo corresponde a la M, el tercer sonido.
Así se inicia la medición y la fusión.
Todo aquél que despierta a este aspecto se funde con el mundo
y posee la medida de todas las cosas.
El Yo puro, sólo,
Ése que es indivisible,
Ése que no puede ser descrito, el Bien Supremo, el Uno sin segundo,
Ése se corresponde con la totalidad del AUM.
Todo aquél que despierta a eso se convierte en el Yo.