San Ignacio de Loyola es patrono de los ejercicios espirituales, los retiros y las jornadas de conversión o meditación.
Ad Maiorem Dei Gloriam -en latín, «para mayor gloria de Dios»- es, quizás, el lema con el que mejor se identifica al fundador de los jesuitas. Sin embargo, muchos otros tesoros pueden extraerse de sus textos o dichos. Las palabras de este gran santo poseen siempre una fuerza especial que enciende las mentes y los corazones: “Ruégale a Dios por todos los que como tú deseamos extender el Reino de Cristo, y hacer amar más a nuestro Divino Salvador”.
Oración a Cristo de San Ignacio de Loyola
Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer, Vos me lo diste, a Vos Señor lo torno,
dispone de ello a toda tu voluntad.
Dame tu amor y tu gracia, que me basta.
Amén.
Oración para la intercesión de San Ignacio de Loyola
Santísimo padre San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús;
escogido entre millares para dilatar la gloria de Dios por los cuatro ángulos del mundo;
varón eminentísimo en toda clase de virtudes, pero especialmente en la pureza de intención con que siempre anhelabas la mayor gloria de Dios;
héroe insigne de penitencia, humildad y prudencia;
infatigable, constante, devotísimo, prodigiosísimo;
de caridad excelentísima para con Dios, de vivísima fe y esperanza robustísima;
me gozo, amado Padre mío, de verte enriquecido con tantas y tan eminentes prerrogativas,
y te suplico alcances a todos tus hijos aquel espíritu que te animaba, y a mí una intención tan recta,
que hasta en las menores cosas busque puramente la gloria divina, a imitación tuya,
y logre por este medio ser de tu compañía en la gloria.
Amén.