San Jorge, cuyo nombre tiene un origen griego que significa “agricultor”, nació en el seno de una familia cristiana en la Capadocia cerca del 280. Se trasladó a Palestina y entró a formar parte del ejército de Diocleciano. En el 303, cuando el emperador emana el edicto de persecución contra los cristianos, Jorge dona todos sus bienes a los pobres y, ante el mismo Diocleciano, rompe el documento y profesa su fe en Cristo. Por esta acción sufre terribles torturas y al final fue decapitado. Sobre el lugar donde fue sepultado en Lidda, que era antes la capital de Palestina y hoy es una ciudad israelí cerca de Tel Aviv, se erigió poco después de su muerte una basílica donde aún hoy día se pueden ver sus restos mortales. Esta es la Passio Georgii, considerada como una de las obras hagiográficas del Decreto Gelasianum del 496 y definida por tanto una passio legendaria. Entre los documentos más antiguos que verifican la existencia de san Jorge, está un epígrafe griego del 368 encontrada en Eraclea de Betania donde se habla de la “casa o iglesia de Jorge y sus compañeros, santos y mártires triunfadores”.
Ricardo corazón de León lo invocó como protector de todos los combatientes. Con los Normandos su culto se radicó fuertemente en Inglaterra donde en 1348, el rey Eduardo III instituyó la Orden de los Caballeros de san Jorge. En todo el periodo medieval su figura fue objeto de literatura épica.
A San Jorge se le considera el patrono de los caballeros, los soldados, los scouts, los esgrimadores, y los arqueros; además se le invoca contra la peste y la lepra y contra las serpientes venenosas. San Jorge es honrado también por los musulmanes que le dieron el apelativo de “profeta”. Por falta de noticias ciertas sobre su vida, en 1969, la Iglesia degradó la fiesta litúrgica de san Jorge a memoria facultativa sin tocar el culto que se le dedica. Las reliquias del santo se encuentran en diversos lugares del mundo: en Roma en la iglesia de San Jorge en el Velabro, por voluntad del Papa Zacarías, custodia el cráneo.
También san Jorge es un santo que le acompaña la leyenda, se podría concluir que su función histórica es la de recordar al mundo la idea fundamental, que el bien siempre vence al mal. La lucha contra el mal es una dimensión siempre presente en la historia humana, pero esta batalla no se gana solos; san Jorge mata al dragón porque es Dios que actúa en él. Con Cristo el mal no tendrá jamás la última palabra.
Cuenta la leyenda que cuando el santo llegó a una ciudad de Oriente se encontró con un gigantesco lagarto (o quizás un caimán o cocodrilo) que solía atacar los poblados y que se creía había devorado a algunos habitantes. Nadie se atrevía a enfrentarlo. Cuando San Jorge tuvo noticia de él, lo buscó, lo enfrentó y lo venció. Llenos de admiración por lo sucedido, los lugareños escucharon a Jorge dar gracias a Dios e invocar el nombre de Jesucristo por la victoria, tras lo cual muchos de ellos se convirtieron al cristianismo.
En ese entonces, el emperador Diocleciano -bajo cuyo mando estaba Jorge- inició una persecución contra los cristianos. Al enterarse de que Jorge y otros soldados se habían convertido, ordenó que todos adoraran a los ídolos romanos y prohibió que se reverencie a Jesucristo. Jorge declaró que él nunca dejaría de amar al Señor Jesús, su Dios, y que jamás lo cambiaría por ídolo alguno.
La negativa produjo una violenta reacción del emperador, quien lo condenó a muerte. En el momento del martirio lo llevaron al templo de los ídolos para ver si se arrepentía de su postura y finalmente los adoraba, pero Jorge no dio un paso atrás.
El santo fue entonces martirizado. Mientras le daban de latigazos, empezó a recordar los azotes que le dieron a Jesús, y que Él nunca abrió la boca para proferir queja o insulto. Por eso, Jorge sufrió los crueles castigos en silencio.
Las personas que lo vieron quedaron impresionados por su fortaleza y decían: «En verdad vale la pena ser seguidor de Cristo». Cuando escuchó que le cortarían la cabeza, dio gracias a sus verdugos porque así le aseguraban ir al Cielo y estar junto al Señor.
A San Jorge se le representa generalmente montado en un caballo, con traje militar de estilo medieval, con una palma, una lanza y un escudo. También se le representa al lado de una bandera blanca marcada con una cruz roja, estampada de extremo a extremo.
Sobre su significado espiritual, explica el historiador Luis Negro Marco: «En cuanto a su simbología, la figura de San Jorge es ecléctica, basculante entre lo divino y lo humano, entre la paz y la guerra, entre la muerte y la vida, entre el bien y el mal. Un guerrero cósmico al que el ya desaparecido escritor cubano José Lezama Lima imaginó poéticamente “tripulando al caballo alado Pegaso, derrumbando la Constelación del Dragón, rompiendo sus eslabones de estrellas, su cabeza de carbunclo y su engordado buche de luna palúdica…”. Santo labrador (la palabra Jorge proviene de la griega “georgos”, agricultor) cuya llegada, después de Pascua, coincide con la del nacimiento de los primeros brotes verdes en la tierra arada y oxigenada, propiciando con su cíclica victoria el eterno retorno de la vida». Los valores, que él vivió heroicamente son la fe, el compromiso, la valentía, la empatía y la protección de los demás.
La fama de San Jorge creció durante la Alta Edad Media, y hoy sigue evocando, como antaño, muchos aspectos de la virtud cristiana, especialmente aquellos necesarios para enfrentar la lucha diaria contra el Demonio: el valor y la fortaleza.
Cada 23 de abril la Iglesia Católica celebra a San Jorge, santo de los primeros siglos de la cristiandad, cuya devoción se ha extendido universalmente.
Oración de protección a San Jorge
Andaré vestido y armado con las armas de San Jorge para que mis enemigos, teniendo pies, no me alcancen, teniendo manos no me atrapen, teniendo ojos no me vean, y ni con el pensamiento ellos puedan hacerme mal.
Armas de fuego mi cuerpo no alcanzarán, cuchillos y lanzas se quiebren sin mi cuerpo tocar, cuerdas y corrientes se rompan sin mi cuerpo atar.
Jesucristo, me proteja y defienda con el poder de su Santa y Divina Gracia.
La Virgen de Nazaret, me cubra con su manto sagrado y divino, protegiéndome en todos mis dolores y aflicciones.
Y Dios, con su divina misericordia y gran poder, sea mi defensor contra las maldades o persecuciones de mis enemigos.
Glorioso San Jorge, en nombre de Dios, extiende tu escudo y tus poderosas armas, defiéndeme con tu fuerza y con tu grandeza, y que debajo tuyo, mis enemigos, queden humildes y sometidos a Tí.
Así sea con el poder de Dios, de Jesús y del Divino Espíritu Santo. Amén.
Oración para pedir protección contra todo mal
¡Oh Dios, refugio y fortaleza nuestra!, míranos favorablemente a los que recurrimos a vos y, por la intercesión de la Inmaculada y gloriosa Virgen María, del poderoso y bienaventurado San Jorge, y de todos los santos, escucha con misericordia y bondad nuestras oraciones para la conversión de los pecadores y para que se domine la envidia y la maldad.
Poderoso San Jorge, defiéndenos en el combate, sé nuestro socorro contra la malicia, el odio, la venganza y la traición, la envidia, la injusticia y el rencor, los celos, las intrigas y la difamación, así como de hechicerías, conjuros y maleficios de brujerías y de los malos espíritus, y de las muchas tentaciones del demonio. Líbranos de sus engaños y su persecución, ampáranos en todo momento.
Poderoso San Jorge, aparta de mi mente las malas ideas y los malos pensamientos, que Dios por tu medio acreciente mi fe y mi plena confianza en Él, para Salir victorioso en los combates de la vida y que mi camino quede libre de obstáculos para que cada día tenga más fuerza, material y espiritual, para luchar y vencer. Amén.
Afirmaciones espirituales
Dios por San Jorge me proteja. Dios por San Jorge me ampare.
Dios por San Jorge me libere. Dios por San Jorge me ilumine.
Dios por San Jorge me defienda. Dios por San Jorge me dé fortaleza.
Dios por San Jorge vigile mi hogar. Dios por San Jorge me ampare en los caminos.
Dios por San Jorge me libere de traición. Dios por San Jorge bendiga mi familia.