Sai Baba sobre el Principio Femenino: “La mujer es la encarnación de la Energía Divina”

Por Sathya Sai Baba
¡Encarnaciones del Amor! En este universo infinito, entre las miríadas de seres vivientes, la humanidad ocupa un lugar elevado. Entre los seres humanos, es un privilegio nacer como una mujer. Hay muchos ejemplos que demuestran la preeminencia de las mujeres.

¿No nació Rama como una Encarnación Divina del vientre de Kausalya? ¿No se volvieron grandes Lava y Kusha (los gemelos) por haber nacido de Sita? ¿No fue el cuidado amoroso de Jijibai lo que hizo grande a Shivaji? ¿No fue la piedad de Putlibai la que convirtió a Gandhi en un Mahatma? Todos los grandes sabios y santos, los héroes y los guerreros, nacieron de mujeres que los hicieron grandes. La mujer es la Diosa de la Naturaleza.

Gayatri, que encierra la esencia de los Vedas, es una diosa, venerada como Veda Mata (la Madre de los Vedas). Es obvio que el nacimiento femenino es estimable, adorable y sublime. Los Vedas también adoran el principio femenino de diversos modos. Los rituales y las prácticas Védicas le otorgan un lugar elevado a las mujeres. (1)

El Bhagavad Gita enumera siete atributos para el principio femenino: Fama, Riqueza, Habla, Sabiduría, Inteligencia, Fortaleza y Determinación. El principio de la Madre, que encarna estas siete potencias, es sumamente sagrado. Hacia dondequiera que se vuelvan, verán manifestaciones del principio femenino en la Naturaleza. Cuando una persona viaja al exterior, la primera pregunta que le hacen es: “¿Cuál es su lengua materna?” Nadie pregunta: “¿Cuál es su lengua paterna?”. Esto demuestra cuánta importancia se le da al papel de la madre. La madre nutre al niño en el vientre y atraviesa todos los sufrimientos para proteger al niño. No hay amor más grande en el mundo que el amor maternal.

Por eso los antiguos le concedían el honor más elevado a la madre y declaraban: “Mathru dhevo bhava” (Consideren a la Madre como Divina), y “Pithru dhevo bhava” (Consideren al padre como Divino). (2)

El Principio Femenino se describe como la Maya (Creación) que Dios se impuso a Sí mismo, como la Energía (Shakti) con la cual se dotó por Su Propia Voluntad. Esto es lo que llamamos Maya, la Forma  Cósmica Femenina. Esta es la razón por la cual la mujer es considerada como la encarnación de la Divina Energía.

Ella es la compañera fiel del hombre, es su fortuna; desde que ella es la concretización misma de la Voluntad Suprema, ella es Misterio, Maravilla; la representante del Principio protector, la Reina de su hogar, su benefactora, la iluminación de la casa.

Las mujeres, quienes son depositarias del Principio de Divina Energía, no son inferiores en manera alguna. ¡Cuán llena de fortaleza, paciencia y amor es su naturaleza! Su autocontrol es raramente igualado por los hombres. Sirven de guía y ejemplo para que los hombres las sigan por el sendero espiritual. El amor puro, desprovisto de egoísmo, es innato en las mujeres. Mujeres llenas de sabiduría, que tienen cultura, impulsadas sólo por amor y ansiosas por discernir claramente si sus palabras y actos concuerdan con las leyes de la virtud y la moralidad, son como la Diosa Lakshmi (Diosa de la Fortuna), y llenan el hogar de dicha y buena fortuna. Ese hogar, en que el esposo y la esposa están unidos por amor sagrado, en el cual ambos se dedican cada día a leer libros que alimentan el Espíritu (Atma), en donde se canta el Nombre de Dios y se recuerda Su Gloría, ese hogar es el Hogar de Dios, ¡el Cielo en la Tierra! La mujer que está unida al esposo por lazos de Amor Divino (desinteresado), es sin dudas una flor que irradia excepcional perfume; es una piedra preciosa que alumbra con su brillo a toda la familia. Una esposa dotada de virtud es realmente una alhaja refulgente.

La mujer es el pilar, el sostén del hogar y de la religión. Ella planta y nutre la fe religiosa, o la seca y desarraiga. Las mujeres poseen una aptitud natural para la fe y el esfuerzo espiritual. Las mujeres con devoción, fe y docilidad pueden guiar a los hombres por el sendero espiritual y la práctica de las virtudes sagradas. Se levantan temprano, antes del alba, limpian el hogar y, después de bañarse y asearse, se sientan un rato a invocar el Nombre de Dios y meditar. Tendrán en sus hogares un pequeño cuarto reservado para la adoración de Dios. Colocarán allí imágenes y estatuas de su Deidad preferida, así como otras de santos, guías y maestros. Considerarán este cuarto como especialmente sagrado y llenarán la atmósfera con sus oraciones, tanto de mañana cono de tarde, así como en los días santificados y en las fiestas religiosas. Una mujer que se dedica a estas prácticas con constancia, será capaz de cambiar incluso a su esposo ateo, logrando que se una a ella en las oraciones o a ocuparse de alguna actividad beneficiosa, o algún plan de servicio social, imbuido por una actitud de dedicación a Dios.

Es la mujer la que, sin duda alguna, mantiene la unidad del hogar; ésa es su misión. Ella es indiscutiblemente la representante de la Divina Energía.

La mujer, a decir verdad, debe esforzarse por alcanzar el conocimiento del Alma y vivir cada momento de su existencia consciente de ser nada menos que la encarnación del Alma Suprema. Debe demostrar siempre el deseo de llegar a ser una con la Divina Conciencia. (3)

Cuando la esposa sigue a su marido y el marido sigue a su esposa, hay una gran felicidad en la familia. Esfuérzense por lograr esa unidad y armonía en sus familias. Entonces toda la vida les resultará feliz y tranquila, sin ninguna clase de preocupaciones. Todas las preocupaciones de ustedes son de su propia factura. No fueron dadas por Dios. Dios no está en algún lugar distante. Él es inmanente en el ser humano. Deben tener una fe inconmovible en esta verdad. Entonces habrá felicidad, no sólo en el individuo sino también en la sociedad. Un corazón puro es el templo de Dios. Por lo tanto, cultiven el amor en sus corazones. Lo conseguirán todo en la vida.

Es debido a las diferencias entre marido y mujer, y a la desunión en la familia, que el país está sujeto a un problema tras otro. Tanto el esposo como la esposa deben entenderse mutuamente, y adaptarse el uno al otro.

Dado que todos ustedes son jóvenes, quiero enfatizar este punto. No desarrollen oposición ni diferencias entre ustedes. Las controversias dan lugar a muchos problemas. En estos días mucha gente se casa no una, ni dos, ni tres, sino hasta cuatro veces. Esto no es una buena práctica. Sean resueltos. Aún cuando alguien los haga enojar, no peleen con esa persona. Entiendan que peleando con otros, se hacen daño a sí mismos. Controlen sus pensamientos. Esta es la cualidad de una persona verdaderamente educada. (4)

Textos extraídos de:
(1) Discurso de Sri Sathya Sai Baba del 19 de Noviembre de 1995.
(2) Discurso de Sri Sathya Sai Baba del
6 de Mayo de 1996.

(3) Enseñanzas de Bhagavan Sri Sathya Sai Baba tomadas de Dharma Vahini (Torrente de Virtud) Cap. 4.
 (4) Discurso de Sri Sathya Sai Baba del 22 de noviembre de 2010.

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