
A través del rescate de la Sabiduría Primordial y la Tradición Perenne, nos planteamos ayudar a recuperar una comunidad con mayor comprensión espiritual, forjada en la compasión y el amor desinteresado, siguiendo el ideal crístico de «amarás al prójimo como a ti mismo» y el ideal platónico de acercarnos y dejarnos guiar por la sublime tríada divina de Verdad, Bondad y Belleza.
Desde un paradigma holístico entendemos que este cambio es posible a partir de asumir otra perspectiva sobre la realidad, contemplándola en su totalidad, en sus múltiples dimensiones interrelacionadas, tanto materiales como espirituales. La realidad como Principio Cosmoteándrico, al decir del sabio Raimon Panikkar: «en el cual lo divino, lo humano y lo que es terrenal son las tres dimensiones irreductibles que constituyen lo que es real. Estas tres partes no se yuxtaponen simplemente por casualidad, pero están esencialmente relacionadas y juntas constituyen el todo. Son partes porque no son el todo, pero no son piezas que pueden ser separados del conjunto».
El paradigma holístico explica que el ser humano no es solo su corporalidad material ni tampoco su mera psiquis: es cuerpo, mente y Espíritu. El paradigma crístico nos ayuda a jerarquizar dichos componentes: el cuerpo sirve a la mente y esta a su vez sirve al Espíritu.
La Modernidad, este Kali Yuga que transitamos, justamente alteró este Orden divino y natural, al invertir esa estructura sana del ser: negó al Espíritu y puso a la mente a servir a los instintos corporales. Como resultado, el ser humano se ha ido animalizando. Pero como bien enseñó Gilbert Keith Chesterton: “Quitad lo sobrenatural, y no encontraréis lo natural, sino lo antinatural“, o sea, el ser humano más que animalizarse (podemos aprender buenas actitudes de los animales, que suelen muchas veces ser compasivos y solidarios) se vuelve un ente ni humano ni animal, sino antihumano, capaz de las peores acciones, como vemos a diario, ya que por su pontencialidad superior, puede ser tanto celestial (y beneficiar a millones de seres) como demoníaco (y destruir a millones de seres). Por eso, un paradigma holístico-crístico es una necesidad para recuperar la estructura sana del ser humano, para que este vuelva a elevarse a alturas celestiales.















