Maravillosa entrevista a Jennifer Ackerman acerca de las habilidades de las aves. La naturaleza no deja de asombrarnos ni de regalarnos valiosas enseñanzas.
¿Los pájaros piensan?
Sí, lo hacen para resolver los nuevos problemas que se les plantea y para inventar nuevas soluciones a viejos problemas, y son muy buenos en eso.
Entonces, ¿son inteligentes?
Hace unos diez años empezaron a aparecer estudios sobre la corneja de Nueva Caledonia que afirmaban que era capaz de construir herramientas moldeando ramas.
¿Tan sólo unos diez años?
Hasta entonces los científicos creían que los cerebros de las aves era pequeños y primitivos, que eran puro instinto. Ahora las investigaciones sobre el terreno y en laboratorios se han multiplicado, y no dejamos de asombrarnos.
¿Nadie antes observó su ingenio?
Con anterioridad, la científica Irene Pepperberg demostró la inteligencia de Álex, un loro gris africano que estudió durante tres décadas, capaz no sólo de repetir palabras y frases sino de razonar y expresarse con inteligencia y sentimiento; pero nadie se la tomaba en serio .
¡Pero si está todo filmado!
Hoy ya nadie lo pone en duda. Fue una pionera.
La inteligencia de ciertas aves se compara con la de los primates.
Acaba de aparecer un estudio que compara la densidad de las neuronas de las aves con las de los primates con el mismo tamaño de cerebro, y resulta que las aves tienen el doble de neuronas, y cuatro veces más que otros mamíferos.
Aún serán más inteligentes que nosotros.
Sus capacidades mentales son comparables a las de los primates, y en algunos aspectos, superiores incluso a las de los humanos.
¿Por ejemplo?
Tienen una memoria espacial muy desarrollada. El cascanueces común llega a esconder hasta 30.000 semillas en miles de lugares distintos alrededor de docenas de kilómetros cuadrados y varios meses después las recupera. Yo no puedo recordar ni dónde he dejado las llaves…
Hay pájaros que resuelven rompecabezas.
Sí, muchas aves hacen matemáticas básicas y resuelven rompecabezas clásicos a la velocidad de un niño de cinco años.
¿Cómo lo saben?
El loro Álex fue entrenado para responder verbalmente a problemas matemáticos, otras aves lo hacen con fichas. Incluso a las palomas se las entrena para hacer discriminaciones visuales y pueden distinguir un Picasso de un Miró.
Aprenden a razonar como nosotros.
Sí, y nosotros no somos capaces de razonar como ellas. A las palomas las entrenan para mirar mamografías y son capaces de distinguir entre tejidos sanos y tejidos con cáncer mejor que los técnicos formados en ello.
Y luego las llaman ratas con alas.
Reconocen las caras. También lo hacen todos los córvidos. Las urracas australianas atacan a los que han sido crueles con ellas, lo hacen sólo cuando están protegiendo sus pollos.
¿Se adaptan a nuestro mundo?
Cualquier ave de ciudad lo hace. La corneja japonesa para partir las duras nueces las tira desde una determinada altura en los pasos de cebra para que los coches las partan y luego poder cogerlas sin peligro cuando cruzan las personas.
Increíble. Escoja usted un comportamiento que le impacte.
¡Hay tantos…! La ciencia sugiere que algunas especies de aves tienen vidas sociales casi tan complejas como las nuestras, y para eso se necesitan habilidades mentales muy sofisticadas.
¿También traicionan y engañan?
Sí, y manipulan, discuten, hacen trampas, se burlan, roban a sus vecinas, rivalizan por el estatus, advierten a sus crías que se alejen de los desconocidos, juegan…
¿Se aman?
Se besan para consolarse mutuamente. El arrendajo europeo es capaz de anticipar los deseos de su pareja, por ejemplo la comida que va a preferir.
¿Sienten pena?
Llegan a deprimirse, a dejar de comer cuando muere su pareja. Y tienen sus duelos: cuando muere un arrendajo, sus allegados se congregan alrededor del cadáver, aletean y hacen ruido, luego se van y no vuelven a ese lugar durante tiempo. Tienen lazos familiares muy fuertes.
Es fascinante.
Los circuitos de los cerebros de las aves que controlan el comportamiento social se parecen mucho a los del cerebro humano.
Entiendo.
Otro comportamiento curioso es que cuando tú alimentas a un córvido, él te lo agradece con un presente, dejándote en el lugar en el que les has puesto la comida unas frambuesas o cualquier cosa que brille o un pequeño objeto humano, y eso es algo bastante corriente y estudiado.
¿Reciprocidad?
Sí, entienden los beneficios de la reciprocidad y de compartir. En el laboratorio optan antes por una recompensa en forma de alimento que vayan a compartir con un humano que por una que vayan a disfrutar en soledad, siempre que sepan que el amigo humano les corresponderá.
¿Y la creatividad y el placer?
Cantan también por placer, y hay evidencia de que cuando les sale bien tienen una subida de endorfinas. Y las parejas hacen dúos, lo que exige mucha coordinación. Las aves utilizan el canto para cooperar entre ellas. Los humanos creemos que la naturaleza es competencia y la premiamos entre nosotros. Tenemos mucho que aprender de las aves.
Hace un par de años, Jennifer Ackerman publicó su maravilloso libro El ingenio de los pájaros (Ariel), considerado mejor libro del año por The Wall Street Journal y London Sunday Time, entre otros. Un superventas que capturó no sólo a ornitólogos, también a un amplio sector de lectores, maravillados y entusiasmados con los descubrimientos más recientes de la ciencia sobre la inteligencia de las aves, demostración palmaria de todo lo que la naturaleza todavía tiene que mostrarnos. Pese a ello, se prevé que la mitad de las especies de pájaros se extinguirán en los próximos 50 años.
Fuente: lavanguardia.com