El Papa Francisco se sumó al Día de Oración Mundial de este 14 de mayo de 2020, convocando a creyentes de todas las religiones, promovido por el Alto Comité para la Fraternidad Humana, y ha pedido a Dios por el fin de la pandemia de Covid-19: “El Alto Comité para la Hermandad Humana ha convocado para hoy una jornada de oración, ayuno, para pedirle a Dios misericordia y piedad en este momento trágico de la pandemia. Todos somos hermanos. San Francisco de Asís dijo: “Todos hermanos”. Y para esto, hombres y mujeres de todas las denominaciones religiosas, hoy, nos unimos en oración y penitencia, para pedir la Gracia de la curación de esta pandemia (…) Cada uno reza como sabe, cómo puede, según su propia cultura. No estamos rezando unos contra otros, esta tradición religiosa contra esta, ¡no! Todos estamos unidos como seres humanos, como hermanos, rezando a Dios, de acuerdo con la propia cultura, de acuerdo con la propia tradición, de acuerdo con las propias creencias, pero hermanos y rezando a Dios, esto es lo importante”, sostuvo.
Francisco además ha asegurado que “no esperábamos esta pandemia, llegó sin que nosotros lo esperáramos, pero ahora está aquí. Y mucha gente muere. Y muchas personas mueren solas y muchas personas mueren sin poder hacer nada”. En este sentido dice que puede venirnos el pensamiento de “pero a mí no me ha tocado, gracias a Dios que me salvé”: “¡Pero piensa en los demás! Piense en la tragedia y también en las consecuencias económicas, las consecuencias para la educación y lo que sucederá después”. “Y por esta razón hoy todos, – señala – hermanos y hermanas, de cualquier confesión religiosa, rezamos a Dios”.
“Quizás – señala el Papa – habrá alguien que dirá: “Pero esto es relativismo religioso y no se puede hacer”. “Pero cómo que no se puede hacer, ¿no podemos rezar al Padre de todos? Cada uno reza como sabe, cómo puede, según su propia cultura. No estamos rezando unos contra otros, esta tradición religiosa contra esta, ¡no! Todos estamos unidos como seres humanos, como hermanos, rezando a Dios, de acuerdo con la propia cultura, de acuerdo con la propia tradición, de acuerdo con las propias creencias, pero hermanos y rezando a Dios, esto es lo importante: hermanos, ayunando, pidiendo perdón a Dios por nuestros pecados, para que el Señor tenga misericordia de nosotros, para que el Señor nos perdone, para que el Señor detenga esta pandemia. Hoy es un día de hermandad, mirando al único Padre, hermanos y paternidad. Día de oración”.
Esta pandemia – ha dicho Francisco – “vino como una inundación, vino de un sólo golpe. Ahora nos estamos despertando un poco. Pero hay muchas otras pandemias que hacen morir a las personas y no nos damos cuenta, miramos a otro lado. Somos un poco inconscientes ante las tragedias que están sucediendo en el mundo en este momento”.
El Papa cita una estadística oficial, que no habla de la pandemia de coronavirus, sino de otra: “En los primeros cuatro meses de este año, 3 millones 700 mil personas murieron de hambre. Existe la pandemia del hambre. En cuatro meses, casi 4 millones de personas. Esta oración de hoy para pedirle al Señor que detenga esta pandemia debe hacernos pensar en las otras pandemias en el mundo. ¡Hay muchas! La pandemia de las guerras, del hambre y muchas otras. Pero lo importante es que hoy, juntos y gracias al coraje que ha tenido este Alto Comité para la Hermandad Humana, juntos hemos sido invitados a rezar según la propia tradición y a hacer un día de penitencia de ayuno y también de caridad, de ayuda a los demás. Esto es lo importante. En el libro de Jonás, escuchamos que el Señor, cuando vio cómo había reaccionado la gente, se convirtió, y el Señor detuvo, detuvo lo que quería hacer”.
“Que Dios detenga esta tragedia – es la oración del Papa Francisco – que detenga esta pandemia. Que Dios se apiade de nosotros y detenga otras pandemias que son tan malas: la del hambre, la de la guerra, la de los niños sin educación. Y pedimos esto como hermanos, todos juntos. Que Dios nos bendiga a todos y tenga misericordia de nosotros”.
Otras jornadas interreligiosas fueron celebradas en el pasado, en el espíritu de paz de San Francisco de Asís. Junto a las realizadas por el papa Francisco, también se recuerda las de 1986 de Juan Pablo II y las de 2011 de Benedicto XVI: