Cuenta el maestro espiritual Sathya Sai Baba en el libro «Dudas Resueltas (Sandeha Nivarini)» que un discípulo le preguntó: «¿cómo debemos conducirnos habitualmente? ¿Cuáles son las cualidades que debemos poseer? ¿Qué tipo de temas deberíamos entender? ¿Qué acciones debemos ejecutar? Por favor, dime las más importantes, las cosas esenciales, las joyas elegidas».
A lo que Sai Baba respondió:
-Aunque su objetivo y resultado final sea uno, las prácticas y los caminos de actividades no pueden ser uno. ¡No se pueden condensar en una sola palabra! De todas formas, te daré ahora algunas joyas elegidas, máximas de conducta, que son muy importantes. Colecciónalas y atesóralas bien. Experiméntalas bien, ponlas en práctica y obtén alegría de ellas. Usa esas joyas y te embellecerás:
1. El Amor debe ser considerado como el soplo mismo de la vida.
2. El Amor que se manifiesta en todas las cosas igualmente, sabe que este mismo Amor es el Alma Universal, es Dios.
3. El único Dios está en todo, en la Forma del Amor.
4. Más que ninguna otra forma de Amor, el primer esfuerzo del hombre debe ser el de fijar su Amor en el Señor.
5. Este Amor dirigido hacia Dios es devoción, ésta es la prueba fundamental, la adquisición de devoción.
6. Aquellos que buscan la felicidad del Alma no deberían correr tras los placeres de los objetos sensuales.
7. Sathya, la Verdad, deberá ser considerada tan vital como la respiración misma.
8. Así como un cuerpo que no tiene soplo de vida comienza a descomponerse y a heder en pocos minutos, de la misma forma la vida sin la Verdad es inútil y se transforma en la morada hedienta de la lucha y el dolor.
9. Convéncete de que no hay nada más grandioso que la Verdad, nada más precioso, nada más dulce y nada más duradero.
10. La Verdad es el Dios Todoprotector. No hay mayor guardián que la Verdad.
11. El Señor, que es la Encarnación de la Verdad, concede su Darshan (Visión Divina) a aquellos de hablar sincero y corazón amante.
12. Debes tener una continua bondad hacia todos y también el espíritu de sacrificio.
13. También debes poseer control de los sentidos, un carácter inalterable y desapego.
14. Debes estar atento a los cuatro pecados que tu lengua estará dispuesta a cometer: 1) Hablar falsamente; 2) hablar mal de los demás; 3) contestar con furia y 4) hablar demasiado. Debes tratar de controlar estas tendencias.
15. Trata de evitar los cinco pecados que comete el cuerpo: el homicidio, el adulterio, el robo, el ingerir tóxicos y consumir carne. Para lograr una vida elevada, es de gran ayuda mantener éstos lo más lejos posible.
16. Uno debe estar siempre alerta, sin un momento de descuido contra los ocho pecados que comete la mente: deseo, ira, gula, apego, impaciencia, odio, egoísmo, orgullo. El deber primordial del hombre es mantener todo esto a una distancia prudente.
17. La mente humana se acelera, persiguiendo acciones equívocas. Sin dejar que obre con precipitación, recuerda en ese momento el Nombre del Señor, o intenta hacer el bien a otros.
Los que así actúan, serán merecedores de la Gracia de Dios.
18. Primero debes dejar de lado la tendencia maliciosa de sentirte impaciente frente a la prosperidad ajena y el deseo de dañarlos. Sé feliz de que otros sean felices. Ten compasión frente a la adversidad de los otros y deséales prosperidad. Este es el objetivo de cultivar el Amor por Dios.
19. La paciencia es toda la fuerza que necesita el ser humano.
20. Aquellos ansiosos de vivir con felicidad deben hacer el bien permanentemente.
21. Es fácil conquistar la ira con amor, el apego con el razonamiento, la falsedad con la verdad, el mal a través del bien y la codicia con la caridad.
22. Las palabras de los maliciosos no deben ser contestadas. Debes poner una gran distancia entre tú y ellos; es por tu bien. Corta todas tus relaciones con esa gente.
23. Busca la compañía de los hombres buenos, aun sacrificando tu honor y tu vida. Pero rezando a Dios para que te bendiga con el poder de discriminación necesario para distinguir entre el hombre bueno y el malo. También debes contar con el intelecto que se te ha dado.
24. Aquellos que conquistan estados y fama en el mundo son considerados como héroes, sin ninguna duda; pero aquellos que han conquistado los sentidos son héroes que deben ser aclamados como conquistadores del Universo.
25. Ante cualquier acción buena o mala que realice el hombre, los frutos de esa acción lo seguirán para siempre y nunca dejarán de perseguirlo.
26. La codicia sólo engendra la pena; el contento es lo óptimo. No hay mayor felicidad que el contento.
27. La tendencia a la mezquindad debe ser arrancada de raíz y arrojada lejos. Si se le permite existir, arruinará los cimientos de la misma vida.
28. Soporta con fortaleza tanto la pérdida como la pena; intenta y busca proyectos para alcanzar la felicidad y el beneficio.
29. Mantente silencioso cuando la ira te invada o recuerda el Nombre del Señor. En cambio, no trates de recordar las cosas que alimentarán aún más tu rencor. Eso produce un daño incalculable.
30. Desde este instante, evita todos los malos hábitos. No lo dilates ni lo pospongas. No contribuyen en lo más mínimo a la felicidad.
31. Trata, tanto como te sea posible, con un corazón humilde, de satisfacer las necesidades de los pobres, quienes son realmente necesitados. Comparte con ellos cualquier alimento que tengas y hazlos felices aunque sea por esa vez.
32. Todo lo que sientas que los otros no deben hacerte a ti, debes evitar hacerlo a los demás.
33. Arrepiéntete por las faltas y pecados cometidos en la ignorancia; arrepiéntete sinceramente; trata de no repetir los errores y pecados; pídele a Dios que te bendiga con la fuerza y el coraje necesarios para mantenerte en el camino correcto.
34. No permitas que nada que se te aproxime, destruya tu anhelo y entusiasmo por Dios. La ansiedad de satisfacer los deseos causará la decadencia de la fuerza del hombre.
35. No cedas a la cobardía; no renuncies a la Bienaventuranza.
36. No te enorgullezcas cuando la gente te alaba, ni te sientas abatido cuando te acusan.
37. Si entre tus amigos, uno odia al otro y comienza una disputa, no trates de exacerbarlos ni de que se odien más. Todo lo contrario, con amor y simpatía trata de restaurar su antigua amistad.
38. En lugar de buscar culpas ajenas, busca tus propias faltas; extírpalas y arrójalas. Es suficiente si buscas y encuentras una falta tuya, en vez de descubrir decenas de faltas en los otros.
39. Aun si no puedes o no quieres hacer alguna buena acción, no concibas ni ejecutes ninguna mala acción. Eso es preferible.
40. Si te difaman no te resientas. En cuanto a las faltas que hay en ti, trata de corregirlas tú mismo, aun antes de que otros te las señalen. No guardes rencor ni venganza hacia aquellos que señalan tus faltas; no contestes señalándoles sus faltas, en cambio demuéstrales tu gratitud. Tratar de descubrir sus faltas es un error aún mayor de tu parte. Es bueno que tú conozcas tus faltas; no es bueno que conozcas faltas ajenas.
41. Cuando tengas un momento de descanso, no lo gastes en trivialidades, en cambio utilízalo en la meditación en Dios o en hacer servicio a los otros.
42. El Señor es comprendido solamente por el devoto dotado de autocontrol, desapego, fe y constancia. Este devoto virtuoso es comprendido solamente por el Señor, los otros no lo pueden comprender. Por lo tanto, no discutas asuntos relacionados con el Señor con aquellos que no tienen devoción. En estas discusiones, tu devoción disminuirá.
43. Si alguien te habla sobre algún tema, habiéndolo comprendido mal, no te pongas a considerar otros conceptos equivocados que te sirvan para sostener esta posición; sin embargo, toma sólo lo bueno y lo dulce en lo que él dice. El verdadero sentido es el que debe ser considerado como deseable, no así el sentido equivocado, ni múltiples sentidos, que no brindan sentido alguno en absoluto y que sólo provocan la obstaculización de la realización de la Bienaventuranza.
44. Si deseas cultivar el camino hacia una única dirección, al encontrarte en medio de una muchedumbre o feria, no disperses tu visión hacia los cuatro rincones y en cada cosa, mira sólo el camino frente a ti, lo suficiente para evitarte accidentes. La senda hacia ese único objetivo se hará cada vez más firme si circulas sin distracción, sin quitar la atención del camino, evitando peligros, y sin tomar en cuenta las formas de los demás.
45. Desecha todas las dudas acerca del Maestro Espiritual y de Dios. Si tus deseos mundanos no se cumplen, no culpes a tu devoción; no hay ninguna relación entre tales deseos y la devoción a Dios. Estos deseos mundanos deben ser abandonados algún día; los sentimientos de devoción deben ser adquiridos algún día. Convéncete firmemente de esto.
46. Si tu práctica de la meditación y la repetición del Nombre de Dios no progresan correctamente, o si tus deseos no se realizan, no te descorazones con Dios. Esto te descorazonará aún más y perderás la paz, pequeña o grande, que hayas alcanzado. Durante la meditación y la repetición del Nombre de Dios no debes descorazonarte o desesperarte. Cuando estos sentimientos surgen, atribúyele la culpa a tu práctica espiritual y proponte hacerla correctamente.