Un abrazo es una muestra o gesto de afecto que consiste en estrechar entre los brazos a una persona. Un tipo de saludo o una muestra de cariño, donde se realiza una leve presión sobre la persona a la que se le ofrece dicho gesto.
Los abrazos tienen duración variable y pueden realizarse por encima del cuello o por debajo de las axilas. Abrazar es medicina para el alma y para el cuerpo; significa entrega, compartir sentimientos de amor, solidaridad, jugueteo y complicidad. Un abrazo es una forma de comunicarse, porque se pueden decir sin palabras aquellas frases que cuesta trabajo expresar.
Muchas veces asociamos excesivamente la salud y el bienestar de los niños con su alimentación física, y los estudios señalan la importancia del poder del amor y su injerencia en el desarrollo evolutivo, donde el contacto físico cumple una parte importante en la nutrición, y las caricias y los abrazos ayudan del mismo modo en las relaciones neuronales. Por lo tanto, es importante el lugar que tiene el afecto en la vida de los hijos, nietos o en el propio adulto, ya que de por sí son medicina para el alma y categóricos rehabilitadores existenciales.
La explicación científica estriba en que un abrazo sincero produce una hormona denominada oxitocina, conocida como la hormona del amor, que es un neurotransmisor que actúa en el sistema límbico, el centro emocional del cerebro, fomentando sentimientos de alegría que reducen la ansiedad y el estrés.
La oxitocina se produce por la hipófisis y su secreción es regulada por las células del hipotálamo, una glándula hormonal (del volumen de un guisante) situada en el centro del cerebro, que controla y regula cada glándula y, a la vez, cada una de las funciones del organismo. El hipotálamo envía impulsos nerviosos al cerebro, que se propagan mediante un entramado de hormonas.
Cuando la oxitocina está presente en la sangre, se desencadena en el cerebro (concretamente, en la amígdala cerebral) una serie de reacciones favorecedoras para el comportamiento, que potencia las relaciones sociales y que podría estar directamente relacionada con el sentimiento de confianza y la generosidad en las personas. Esta hormona también se libera durante el parto y disminuye la percepción del dolor por el que la mujer tuvo que pasar y que ame profundamente a su hijo brindándole lo que necesita.
La química también se relaciona con las uniones sociales. El psicólogo Matt Hertenstein, de la Universidad DePauw, afirma: “la oxitocina es un neuropéptido que básicamente promueve los sentimientos de devoción, confianza y unión”.
Aumenta el sentido de autoprotección desde el momento que ingresa al inconsciente con los abrazos protectores y reiterados por parte de los adultos, y en esta dirección, siembra las bases no verbales de la autovaloración (es el abrazo que dice: valoro y respeto tu individual y distinta forma de ser, hacer y estar en el mundo).
Además, el doctor Thomas Baumgartner mencionó: “Encontramos que la oxitocina tiene un efecto muy específico en las situaciones sociales y al parecer disminuye nuestros temores. Una falta de oxitocina es por lo menos una de las causas del miedo que se experimenta con las fobias sociales. Una persona tiene fobia social muchas veces por el miedo de ser humillada o avergonzada ante los demás”.
Es innegable que los abrazos generan varios estímulos que guardan parecido con los que producen otras sustancias, y, aunque parezca trivial, el contacto físico a través del abrazo mejora la comunicación y las emociones con efectos excelentes, tan solo porque el abrazo puede transformarse en el puente de comunicación empática profunda para decir: “comprendo lo que sientes”, “eres lo que eres, no solo lo que haces”, de manera que en relación con los niños, es una fuente de reconocimiento que, al centrarse en lo bueno, fortalece su autoestima.
Si el abrazo es profundo, amoroso y tierno puede hacer que las emociones de dolor o pérdida se alineen con el sentimiento de amor y puedan transmutarse en sosiego y tranquilidad.
De todos modos, el abrazante, como emisor del abrazo o toque amoroso, mientras más integrado y conectado esté con sus sentimientos mucho más claro será su mensaje y viceversa, mientras que si la visión del que recibe el gesto es más profunda y sensitiva, podrá rescatar lo substancial y sentir la conexión.
Sin duda, los abrazos son una muestra de cariño entre personas y una expresión de amor entre las parejas, y, como hemos visto, aportan muchos beneficios tanto físicos como psicológicos.
Según los estudios realizados respecto a este tema, se ha demostrado que el número de rupturas entre parejas es mayor en aquellas en que uno de los dos miembros no expresa afecto, ya sea en forma de abrazos, caricias o besos, puesto que el otro integrante mostrará una descompensación de afecto. Por tanto, puede sufrir consecuencias debidas a su ausencia.
En cada contexto sabemos qué tipo de abrazo damos y cuál recibimos. Esto dependerá, también, de la persona con la que nos abracemos, aunque los beneficios, tanto emocionales como físicos, fisiológicos y psicológicos serán los mismos.
Sin embargo, un abrazo con un amigo será de alegría, mientras que con la pareja es más íntimo.
Sea como fuere, ¡nunca se debe negar un abrazo! Hacerlo es privarnos de vitaminas para el alma… y, ciertamente, muchas veces, cuando no se encuentran las palabras adecuadas para expresar los sentimientos, quizás, porque son abrumadores o porque se es muy tímido, entonces es propicio hablar con el idioma de los abrazos. Puesto que cuando hablar se convierte en una difícil tarea, no hay un mejor modo de expresarse y con más claridad que con un abrazo…
Autor: DR. LUIS M. LABATH