La fuerza de la voluntad es una regulación consciente del “yo” con la cual buscar un propósito, sabiéndonos a su vez merecedores de ese objetivo.
Esta dimensión está íntimamente relacionada con la autoestima y nuestro autoconcepto. Tiene mucho que ver con la regulación de los pensamientos negativos o limitantes. Se asocia también con nuestra capacidad de retrasar la gratificación, debemos ser capaces de resistir las tentaciones a corto plazo con el fin de cumplir con los objetivos a largo plazo.
En la voluntad de hacer algo existe un deseo cuya satisfacción es un objetivo a alcanzar. La voluntad es un deseo que hago mío, con el cual me identifico y que quiero realizar.
Una voluntad que fuera puro pensamiento, que no fuera mas que representación no sería jamas una voluntad. Es necesario que esta se traduzca en un compromiso, según dice el filósofo Schopenhauer en un compromiso del cuerpo. El cuerpo prolonga la voluntad en acto y encarna ese deseo. Se trata de un yo que actúa, que tiene conciencia de lo que persigue, que delibera y acciona.
La voluntad nos impone una finalidad, un orden, una constancia: es intencional.
Partiendo de que la voluntad es la capacidad de resistir tentaciones a corto plazo para cumplir con las metas a largo plazo, postergando así la satisfacción inmediata, podemos decir que con metas claras, autovigilancia y un poco de práctica logramos ejercitarla como un músculo. Todo momento se nos ofrece como una oportunidad parta hacer uso de la voluntad, convirtiéndose la vida en un laboratorio para desarrollarla y experimentarla.
“No voy a poder”. Esta es sin duda una de las frases que más suele aparecer en nuestra mente cuando nos ponemos un propósito. En realidad, ese discurso negativo y limitante es lo primero que deberemos controlar, vencer y transformar. Un modo de lograrlo es diciéndonos lo siguiente: “si no voy a poder, voy a crear mi propio poder”.
- Lo haré deteniendo el diálogo interno negativo.
- Toda negativa que aparezca en mi mente la voy a transformar en afirmaciones: “no puedo aspirar a un trabajo mejor, el mercado laboral está muy mal” ⇔ “Sí puedo aspirar a un trabajo mejor, voy a intentar ofrecer algo novedoso y de calidad”.
El descubrimiento de la voluntad es una experiencia elemental, aquí te proponemos algunas ideas para activarla en situaciones cotidianas:
– Dejar para más tarde algo que quieras hacer ahora.
– Hacer algo con mucha lentitud.
– Trazar un plan y seguirlo.
– Decir que no a lo que siempre dices que sí. (por ejemplo: en una dieta)
¿Consideras o consideraste en algún momento que tu voluntad estaba perdida? Bueno, sos el único responsable de encontrarla, reencontrándote con vos mismo. Cualquier acción se puede convertir en un ejercicio de esta fuerza, poniéndose en marcha un proceso en cadena. Una vez que hemos adquirido un hábito, usar la fuerza de la voluntad para mantener el comportamiento deja de ser necesario.
Autora: Lic. Laura Casali. Psicóloga y Psicoterapeuta individual y grupal.
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