¿Cómo afectan las emociones a nuestro sistema inmunológico? Aprendé a fortalecerlo con sencillos hábitos

La mente y el cuerpo son un todo, están integrados y de allí la conexión psicosomática, nuestro ser es todo energía que fluye y se comunica constantemente a través de pensamientos que emanan del cerebro y esa corriente energética llega a la parte más externa de la célula y genera una reacción y a su vez una alteración del estado energético de la célula, acumulando o bloqueando la energía en la célula propiamente, y dependiendo del patrón de creencia afectará al órgano que con su psique manifestará la emoción ante la cual reaccionaremos de diversas formas o por el contrario guardaremos en el tiempo en forma de rencor, miedos, ira… No existe separación alguna entre lo que sucede mente y lo que ocurre en el cuerpo. Las emociones tienen dominio sobre nuestro cuerpo y tanto es así que son capaces de modificar nuestra capacidad inmunológica.

Las emociones y el cuerpo

Lejos de asociarlas con sentimentalismos, las emociones están intrínsecamente conectadas con nuestro pensamiento y no bailan solas a su antojo, lejos de la razón.

La psico neuro endocrino inmunología es la disciplina encargada de estudiar la interacción entre el sistema nervioso central, el sistema nervioso periférico, el endocrino y el inmunológico. En otras palabras: constituye un campo científico que se dedica a estudiar la relación entre mente y organismo, desde hace más de 30 años. Sin duda, las emociones ejercen aquí un papel muy relevante y numerosos estudios han corroborado la importancia de las mismas. Cada emoción tiene su bioquímica y esta puede ser corrosiva y destructiva o positiva y sanadora.

A todos nos pasan cosas, está claro. Y ante los distintos sucesos sentimos miedo, ira, alegría…pero lo que también está claro es; que de todo lo que nos sucede, bueno y malo, el peso significativo no está tanto en el hecho en sí, sino en lo que nosotros hacemos con ese hecho (cómo lo vivimos, cómo lo gestionamos y sentimos y cómo nos enfrentamos al mismo). Parece ser que el sistema inmunológico recibirá las consecuencias. Sentir y visualizar una curación la impulsa, al igual que padecer la derrota y apostar por la negatividad acelera lo negativo.

A menudo olvidamos que somos responsables de la manera en la que nos sentimos y que dentro de nosotros hay un potencial enorme para dirigir nuestra vida emocional. Tenemos derecho a sentir miedo, tristeza y enojo, pero también tenemos derecho a liberarnos de dichas emociones, identificarlas y aceptarlas. Nos cuesta hacerlo, pero debemos saber que es tan importante como respirar y que de ello depende en gran medida, nuestra salud (no sólo psicológica sino también emocional).

En el libro “El laboratorio del alma”, de Stella Maris Maruso, se explican experiencias increíbles tras apostar por la enseñanza en la curación, a través de las emociones, la espiritualidad y la meditación. El papel de las tres tiene una implicación muy significativa en nuestro sistema inmunológico y esta escritora asegura, que deberíamos prestarle más atención.

“Una emoción es un estado fisiológico y todos los receptores de las células inmunológicas toman los químicos de la emoción. Entonces a través de indicadores somáticos podemos saber cuándo una emoción es saludable o cuando no lo es. Las emociones realmente destruyen nuestra salud. Son tóxicas cuando no son buenas. Por ello desarrollar inteligencia emocional también es extremadamente sanador”.

El dolor forma parte de la vida, pero no nos transmiten esta enseñanza de pequeños. Al madurar, nos cuesta enfrentarnos a nuestras emociones y a situaciones dolorosas. Parece ser más fácil, dejar la responsabilidad en manos del destino, cuando cada día es más conocida la importancia que tiene cuidar de nuestra mente, nuestras creencias y nuestras emociones.

No es fácil, pero es posible. La salud no tiene nombre de cuerpo. Engloba nuestra psique. Trabaje en ella y su sistema inmunológico se lo agradecerá.

¿Cómo fortalecer el sistema inmunológico?

1- Mantener una alimentación balanceada

a) Proteínas: garantizan que lleguen los nutrientes a la médula ósea, donde se producen los glóbulos blancos. Las proteínas se obtienen de las carnes, el pescado, las aves, el queso, los huevos y la leche.
Evitar grasas saturadas: aumentan el riesgo de enfermedades del corazón.

b) Carbohidratos moderados: el trigo, el maíz y los cereales proporcionan energía para producir glóbulos blancos. Las cantidades excesivas disminuyen las respuestas del sistema inmunológico.

c) Otros alimentos: es recomendable consumir ajo, almendras, col, frijoles, hongos, arándanos y frambuesas, yogurt, té verde.

d) Consumir antioxidantes: son las vitaminas, minerales y otros nutrientes que ayudan a reparar las células dañadas en el cuerpo. Algunos ejemplos de antioxidantes son el beta caroteno, las vitaminas C y E, el zinc y el selenio.

e) Vitaminas:

-Cobre: juega un papel muy importante en el metabolismo y la función inmunológica. Se encuentra en los vegetales de hoja verde y los cereales.
-Vitamina C: aumenta el número de glóbulos blancos y mejora la eficacia de las células. Se encuentra en las frutas cítricas.
– Vitamina A: es antioxidante. Se encuentra en las zanahorias, los tomates y las calabazas.
– Vitamina E: se encuentra en el aceite de oliva, los frutos secos y algunas frutas y verduras.

2- Hacer ejercicio: Mejora la salud cardiovascular y reduce en gran medida la probabilidad de contraer ciertas enfermedades crónicas. El ejercicio aumenta el flujo de sangre a través de las diferentes partes del cuerpo e incrementa la excreción del cuerpo de metabolitos dañinos, lo cual ayuda a que el sistema inmunológico funcione correctamente e incluso puede disminuir probabilidades de desarrollar enfermedades del corazón, osteoporosis y cáncer.

3- No fumar: Fumar daña el sistema inmunológico y aumenta la probabilidad de un accidente cerebrovascular, ataque al corazón y cáncer de pulmón.

4- Beber agua: Ayuda a energizar los músculos, mejorar la función intestinal y equilibrar los niveles de líquido en tu cuerpo. Se debe beber 8 vasos de agua diariamente.

5- Limitar el consumo de alcohol: Puede destruir glóbulos blancos. El alcohol también disminuye la absorción de muchas vitaminas y minerales.

6- Dormir mínimo 8 horas al día

7- Asistir a chequeos médicos generales al menos una vez al año

8- Mantener una buena higiene: Previene la aparición y la propagación de infecciones u otras enfermedades.

9- Controlar el estrés: El estrés afecta negativamente al sistema inmunológico.

Fuente: https://barcelonalternativa.es/

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