Las canciones de su vida ayudan a los enfermos de Alzheimer

Cuando la memoria se apaga, el rescoldo más tenaz es el que registró las canciones que lograron emocionarnos. El Alzheimer se rinde ante la música.

A partir de este descubrimiento se desarrolla el asombroso proyecto Música para Despertar. Sus resultados son tan eficaces como ilusionantes. Hablamos con el psicólogo Pepe Olmedo, creador de este milagro.

La música recupera los recuerdos de los enfermos de Alzheimer:

“Siempre me llamó la atención que mi abuela fuese capaz de recitar tantos poemas: El tren expresoLa canción del pirata, las Rimas de Bécquer y el Platero y yo casi entero”.

Quien confiesa esa admiración es Ángel Amador, nieto de Francisca Padilla, una de las primeras personas con la enfermedad de Alzheimer que aceptaron la propuesta de escuchar las canciones de su vida.

Cuando Ángel presenció la reacción de su abuela al escuchar Torre de arena no pudo contener el llanto. La vio feliz después de años de tristeza y de amargura. La vio moverse al ritmo de una copla que fue capaz de despertarle recuerdos, actitudes y gestos que ya daba por perdidos. Esa misma tarde, Francisca comió mejor, se relacionó con facilidad con sus cuidadores y le dio a su nieto el primer beso en cinco años.

Alzhéimer. ¿Cómo reconocer los síntomas?

El responsable de esta escena y de tan sugestiva reacción es Pepe Olmedo, director y fundador de Música para Despertar, un revolucionario programa que ha logrado resultados espectaculares en el tratamiento del Alzheimer. Mantenemos con él una emocionante charla.

¿En qué consiste esta terapia?

Música para Despertar se basa en la permanencia de la memoria musical en las personas con la enfermedad de Alzheimer. Nos valemos de la banda sonora musical de sus vidas para despertar sus emociones y sus recuerdos, y así avanzamos en la mejora de muchas funciones.

El simple hecho de escuchar una canción, produce cambios en nuestro estado fisiológico (en la presión arterial, frecuencia cardiaca…), se liberan endorfinas y disminuye el cortisol (hormona del estrés), que puede ayudarnos a mejorar el rendimiento de nuestro sistema inmune.

La música imprescindible y adecuada es aquella que ha acompañado la vida de la persona, su banda sonora vital.

¿Puedes destacar algunos de esos logros?

Esta terapia ha demostrado notables avances en la estimulación cognitiva de la atención, la memoria y el lenguaje. Y en el tratamiento de los trastornos del comportamiento que acompañan a la demencia (agitación, agresividad, deambulación errática…).

Alzheimer: cuidar también al cuidador

Hemos disminuido la frecuencia de los estados de aislamiento y del uso de herramientas de sujeción física (cinturones, correas…) o química (terapia farmacológica). Hemos comprobado cómo mejoran el estado de ánimo, las relaciones sociales, la autoestima, la autonomía, la actitud hacia la comida, la higiene, etc.

¿Cuáles son los aspectos más importantes en la aplicación de esta terapia?

Nuestra mayor clave es el AMOR (tal y como Olmedo lo pronuncia, lo escucho con mayúsculas). Necesitamos poder abrir nuestro corazón y repartir luz entre las personas que se cruzan en nuestro camino, desde el afecto, el respeto, la dignidad, la educación, los abrazos, las caricias, los besos…
¡La sociedad actual está tan necesitada de bondad y de cariño! Y más aún las personas con Alzheimer.

Llega un momento en el que el lenguaje verbal y la memoria se pierden, pero podemos recuperar su capacidad de sentir emociones y de reaccionar.

Combinamos el uso de la música con otras técnicas como el trabajo en reminiscencias, terapia de validación, mindfulness, terapia ambiental o psicomotricidad aplicada.

¿Cuál es tu balance de este proyecto?

Hemos conseguido muchos premios, reconocimientos y apoyos de personalidades. Pero lo que más nos conmueve es haber tenido el placer de conocer y atender directamente a personas maravillosas y saber que hay muchísimas más que se han beneficiado de los efectos de la música al descubrir su potencial gracias a nuestros vídeos y publicaciones. Hemos alcanzado ya más de 25 millones de reproducciones en 170 países y hemos recibido testimonios que nos han hecho inmensamente felices.

Cuéntanos algunas de las experiencias que hayas vivido.

Hay momentos impresionantes. Por ejemplo, personas que no paran de caminar sin ningún rumbo y gracias a la música son capaces de sentarse, bailar, o disfrutar cantando una canción; personas en estados muy avanzados, que prácticamente no abren los ojos, y acaban sonriendo, mirándonos, e incluso haciéndonos algún comentario; personas con altos índices de agresividad que disminuyen ese negativismo.

¿Puedes destacar algún caso en especial?

Siempre recordamos con muchísima emoción el caso de Paz: su inicio precoz de la enfermedad implicaba un desarrollo más rápido. Fue un caso muy complicado, pero gracias a la música le ofrecimos una mayor dignidad y un resurgir de su esencia y de su propia identidad.

¿Qué canción logró ese cambio?

My Way, de Frank Sinatra.

¿Y qué canciones son las que más os suelen sugerir las familias?

Antiguamente, la variedad musical era menor, y si la familia no sabe bien las preferencias musicales, podemos acertar con ciertas canciones de Manolo Escobar, Lola Flores, Concha Piquer, Los Panchos, Antonio Machín. Toda una vidaBésame mucho, María de la O, Ojos verdes, Mi carro… Otra apuesta segura es recurrir a himnos o bandas sonoras, o al folclore de cada lugar: jotas, sardanas, sevillanas, muñeiras…

¿Y cuál es el siguiente paso?

Estamos intentando conseguir los fondos necesarios para desarrollar una app compleja, pero muy práctica. Hemos iniciado la formación online para poder llegar a domicilios y a centros de otros países, y así poder informar, formar y ayudar a quienes cuidan a personas con la Enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Esta experiencia nos sirve de guía para lo que tenemos pensado aplicar en la app.

¿Cómo es la red de trabajo e implantación de este sistema?

Aparte de formar a personas y profesionales a título individual, para que ellos puedan extender nuestra filosofía, nuestra estrategia es visitar centros de mayores y llevar a cabo un proceso intensivo de formación. Esto nos permite manejar los trastornos del comportamiento que acompañan a la demencia, posibilitar la realización de ciertas actividades y mejorar muchos aspectos.

Una adecuada estimulación cognitiva nos permite ralentizar el avance de la enfermedad. En ese proceso hacemos una selección de personas, junto a los profesionales del centro. Tenemos entrevistas con las familias para poder saber la historia de sus vidas musicales, y así preparamos las primeras sesiones.

¿Qué expectativas tenés?

Tenemos la ilusión de llegar a más personas, más centros, cuidadores y familiares para servir de ayuda y motivación y explicar otra manera de gestionar la enfermedad, las emociones de las personas que atendemos e incluso las nuestras, ya que el hecho de cuidar a una persona con demencia es algo complicadísimo, que requiere de un gran compromiso emocional y vital.

Fuente: Revista digital Mente Sana. Entrevista al Psicólogo español Pepe Olmedo.

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