Enseñanzas de Sai Baba: “El aspirante espiritual debe permanecer inafectado por lo que otros dicen acerca de él. Debe irradiar felicidad a su alrededor”

Por Sathya Sai Baba

El mundo debe ser de nuevo encarrilado. Sólo el amor y la paz pueden lograr esto. Llenen sus pensamientos, palabras y acciones de amor, verdad y paz y dedíquense a las actividades de servicio.

Aspiramos la paz y la comodidad en todo momento, pero ¿dónde podemos encontrarlas? ¿Han de encontrarse en el mundo material que nos rodea? La experiencia demuestra que la paz y la felicidad obtenida de objetos externos no es duradera. Es como un espejismo, que no puede saciar la sed del animal engañado que corre hacia él. La verdadera fuente de paz está dentro de cada individuo y es esta paz interna la que puede conferir verdadera felicidad. El santo Thyagaraja proclamó al mundo en su canto que no puede haber felicidad sin paz. Una paz tal puede obtenerse sólo logrando la ecuanimidad en todas las ocasiones, así esté uno sujeto al placer o al dolor, la alabanza o el vilipendio, la ganancia o la pérdida. No debe uno dejarse afectar por la crítica que surge de la malquerencia, la envidia o el odio. El reaccionar a tales críticas de manera igual destruirá la paz mental de uno. Debemos rectificar si la crítica es justificada. Debemos ignorar las críticas sin fundamento motivadas por la maldad o los celos. Debemos ser fieles a nuestra propia buena naturaleza y mantener nuestra ecuanimidad.

Lo que cada aspirante necesita obtener y por lo cual debe esforzarse es esta paz (shanti). Es la fragante flor que nace del amor puro. Es la fragancia que se deriva como resultado de las buenas acciones de uno. Esta noble y fragante cualidad de la paz, si la pierden, entonces habrán perdido todo en la vida. Desde los tiempos remotos, en este país, han existido rishis y sabios que se han esforzado por proclamar la grandeza de esta paz. Fueron criticados, ridiculizados y escarnecidos y sometidos a incontables ordalías, pero nunca soltaron esta paz.

Deben ser como el árbol de sándalo que transmite su fragancia hasta al hacha que es usada para cortarlo. Cuando se enciende un palito de incienso, se va quemando, pero irrada su perfume por doquier. De la misma manera, un verdadero aspirante, un verdadero devoto, debe velar por mantener su paz intacta bajo todas las circunstancias. Debe irradiar felicidad a su alrededor. ESTA ES LA PRÁCTICA ESPIRITUAL PRIMORDIAL. A través de esa práctica, traten de obtener esta paz. La paz no puede ser obtenida en el mundo afuera. Nuestros parientes, nuestras posesiones materiales o renombre o fama no nos darán paz. La paz es algo que va surgiendo desde adentro de ustedes. No es algo que se puede recolectar desde afuera.

Deseamos paz, pero seguimos haciendo cosas que, lejos de dar paz, causan ansiedad y preocupación. Permitimos que tonterías trastornen nuestra paz mental. El verdadero aspirante debe permanecer inafectado por lo que otros dicen acerca de él.

Fuente: Discurso del el 9 de diciembre de 1985

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