Meditar en la ducha: beneficios, técnicas, ejercicios, relajación, Mindfulness, Zen y Arcángeles

Hemos oído, visto y practicado muchas maneras de meditar. Hoy te proponemos una que de hecho ya haces todos los días pero ni siquiera eres consciente de ello, la meditación en la ducha. Ducharse es un placer con obvios beneficios para nuestra salud, pero si sumas conciencia y pautas de meditación a este gesto cotidiano, la ducha será tu mayor aliada antiestrés y un momento feliz y elevado en tu día.

¿Y por qué no? Con la vida tan ajetreada que llevamos, resulta complicado encontrar un momento en el que parar y poder entrar en ese estado de meditación, que ya sabemos que es tan beneficioso.

Como dice Eckhart Tolle, cuando te bañas, piensas en el desayuno. Cuando desayunas piensas en el trabajo, cuando estás en el trabajo, piensas en la salida…”. Y así te vas perdiendo la vida misma. ¿Te suena? ¿Cuántas cosas hacemos a lo largo del día sin darnos cuenta de lo que estamos haciendo?

Para vivir menos en la cabeza y aprender a habitar más tu cuerpo, puedes transformar actividades que haces automáticamente, con poca conciencia, como cuando te duchas, te lavas los dientes o las manos…en actividades realizadas con plena conciencia e ir llenando vacíos de atención a lo largo de los días.

Llevar la conciencia al momento presente

Las implicaciones de llevar conciencia a cada cosa que hagas pueden ser inmensas.

La ducha es un lugar perfecto para practicar la atención plena. Además, no tienes que buscar tiempo para introducir la práctica porque es una actividad que realizas diariamente. Tan solo tienes que pulsar la pausa en el piloto automático, y convertir la ducha en un momento especial del día, íntimo y placentero, un momento para ejercitar la atención consciente: tu momento.

¿Cómo? Nada más entrar en la ducha, puedes comenzar a soltar el pasado y el futuro al centrarte en las sensaciones cuando tocas el agua, como la temperatura del agua, su textura…o la sensación al tocar la esponja, el jabón… Dejar que el chorro del agua caiga sobre tu cabeza unos minutos. Cerrar los ojos y sentir cómo se desliza el agua por toda la piel ; desde la cabeza, pasando por la cara, los brazos, la piernas, hasta llegar a los pies…Explorar, como si fuera la primera vez, las sensaciones táctiles al frotar cada parte de tu cuerpo. Abrirte, también, a los sonidos de las gotas de agua, o estimular tu olfato (oler primero el jabón que vas a aplicar).

Detener la cháchara mental no es sencillo. Es una actividad muy habitual y te distraerás continuamente. Cada vez que te des cuenta, lleva tu atención, con amabilidad, nuevamente a las sensaciones de la ducha. Cada vez que te des cuenta, estarás entrenando tu músculo de la atención, trayéndolo una y otra vez a los sentidos.

Asimismo, puedes secarte con conciencia, conectando con las sensaciones del tacto de la toalla sobre cada parte del cuerpo. O en el caso de que utilices aceites o cremas, puedes llevar tu atención a las sensaciones olfativas y táctiles.

Y, finalmente, vestirte despacio y expandir esa sensación de conciencia y claridad al resto de actividades cotidianas. Al fin y al cabo, lavarse o ducharse es también una gran metáfora de limpieza metal.

Llevar la atención plena a la ducha puede ser una buena oportunidad para integrar la meditación en el día a día, e ir transformando las palabras con las que he comenzado y poder decir:

Los beneficios de meditar en el agua

Nos duchamos por higiene, pero muchas veces también aprovechamos esos momentos de intimidad para evadirnos del estrés del día a día y tener unos minutos para nosotros mismos. Y es que lo cierto es que el agua ofrece tantos beneficios que resultaría ilógico pasarlos por alto. En primer lugar, recuerda que el 70% de tu cuerpo es agua… ¿Qué esperar entonces del contacto del agua sobre nuestro cuerpo?

Un buen baño logra relajarnos gracias al sonido del agua, pero también nos motiva, inspira, y da claridad a las ideas. Además, es un buen estimulante emocional.

Cuando necesites relajarte, evadirte de la realidad durante unos minutos o reponer pilas… Intenta darte un baño relajante. ¡Resulta increíble lo mucho que puede hacer por ti!

Pero aun así, debes tener presente que no es un sustituto de la meditación, sino más bien un agradable complemento para que lo sumes a tus hábitos de relajación.

Ten en cuenta que la meditación no solamente relaja, sino que ayuda a desarrollar la intuición, aumenta la creatividad, mejora la salud física y emocional, te conecta con tu yo interior y te sirve de trampolín para alcanzar la vida que quieres.

Piensa por un momento que palabras como estrés, tensión y fatiga desaparecen con el agua que resbala por tu cuerpo… Y todo eso para dejar paso a sensaciones mucho más agradables como paz, armonía y bienestar.

Miles de personas usan la ducha para evadirse de la realidad. Ahora, puedes usar también ese poderoso elemento de la naturaleza para relajar tu mente y estar como nuevo.

Ducha: ¿en la mañana o de noche?

Hay quien se ducha todas las mañanas, y lo cierto es que es ideal para aquellas personas que suelen empezar el día con pereza y dificultades para coger el ritmo a la rutina.

En cambio, hay quien prefiere la noche para disfrutar de una ducha, lo que es excelente para quienes terminan el día cansados, agotados y con estrés acumulado.

Una ducha por la mañana activa, y por la noche relaja e incluso favorece el descanso y el sueño.

Pero además de todo eso, lo cierto es que muchas veces al entrar en contacto con el agua dejamos volar nuestros pensamientos y hacemos listas mentales de todo lo que ya hicimos o de lo que nos queda por hacer.

La ducha es el momento ideal para todo eso si así lo creemos oportuno, pero también es muy reconfortante dedicar unos minutos al sonido del agua y a no pensar en nada. Eso relaja, activa, ayuda a la mente y repercute en el cuerpo.

 

Para comenzar

El agua es un vehículo emocional natural que nos ayuda a relajarnos, a aflojar la musculatura, la mente y se lleva todo aquello que nos sobra más allá de la obviedad de la limpieza con jabón. Convertirlo en un ritual es a la vez un reto y algo muy fácil porque nos duchamos cada día y está al alcance de todos, pero transformar costumbres automatizadas en hábitos conscientes marca la diferencia , la clave está en la intención.

Puedes hacerlo con la iluminación normal de tu baño, con la luz de una vela o a oscuras como yo para favorecer una mayor desconexión de lo externo y llevar la atención hacia el interior. Prueba las tres formas y encuentra la tuya.

RECONÓCETE

Antes de abrir el grifo respira profundamente entre cinco y diez veces, y siente tu cuerpo sin ropa repasando cómo están los músculos, las articulaciones, la espalda, el cuello y si notas tensión en tu rostro u otras áreas. Intenta dejar a un lado el ruido mental y los acontecimientos sucedidos durante el día para tomar distancia de los pensamientos y reconocer cómo estás.

SIENTE

Una vez que el agua empieza a correr pon el foco mental en las sensaciones físicas, desde la temperatura a las sensaciones que te genera en la piel, en el cuero cabelludo, las gotas sobre la cara, el vapor, el aroma del gel que usas, cómo cambia la textura cuando hace espuma, todos los detalles que te sea posible apreciar de manera que tu mente se centre en el instante presente, en aquello que estás haciendo en lugar de estar en lo que sucedió en la oficina u otros momentos de la jornada. Si te distraes con un pensamiento aleatorio la pauta es volver a centrarte en lo que estás haciendo y sintiendo.

MÍMATE

Una vez que terminas la ducha, relájate por completo dándole cuidados a tu cuerpo. Puedes hidratar tu piel aplicando un aceite aromático, una crema nutritiva y darte pequeños masajes allí donde sientas que lo necesitas, manos, pies, cuello o rostro.

Una vez concluido tu ritual de atención plena no hagas nada más que irte a la cama, apaga la luz y disfruta de un descanso profundo.

 

A continuación, te presentamos diversas alternativas para que transformes la ducha en un espacio y tiempo especiales.

1) Ejercicio de relajación en el agua

¿Quieres probar los beneficios del agua? Te compartimos un sencillo y práctico ejercicio de meditación para que tu bienestar sea todavía mayor.

1. No importa si prefieres una ducha reconfortante ya sea caliente, templada o fría; o si por el contrario eres de los que se decanta por un baño espumoso donde el sonido de las burbujas sea el único capaz de romper el silencio.Sea cual sea tu caso: crea un spa a tu gusto, apaga las luces o disminuye su intensidad, coloca alguna vela si te gustan, escucha música relajante si lo prefieres, elige la temperatura ideal… ¡y olvídate del tiempo!

2. Mientras te desvistes y esperas a que el agua esté a la temperatura ideal para ti, toma respiraciones profundas y largas. Concéntrate en respirar y exhalar, eso te ayudará a reducir la velocidad de tu mente y calmará tus pensamientos.

3. Entra en la ducha y centra tu atención ella temperatura del agua.
Toma nota de cómo te sientes, concéntrate en el aroma del jabón y aprecia las sensaciones refrescantes que la ducha te ofrece. Si tu mente se pierde entre pensamientos, toma una respiración profunda y déjalos marchar. Lleva tu atención a la meditación.

4. Imagina que el agua es una luz pura; una limpieza que alivia tus preocupaciones, y que los arrastra hasta el desagüe. Sigue tomando respiraciones profundas y prolongadas mientras lavas tu cuerpo y te preparas para el resto del día, para la meditación o para acostarte si es de noche.

5. Llega el momento de poner fin a la ducha, pero no de seguir aumentando tu bienestar. Por eso, este es un momento ideal para ofrecer gratitud. Concéntrate en las cosas que están bien en tu vida, en todo lo que hace que te sientas bien, o en los recuerdos que hacen que dibujes una sonrisa en tu rostro. ¡Las sensaciones son increíbles!

Piensa que transformar ese tiempo de baño en un momento relajante es todo un regalo para tu cuerpo y tu mente. Te mereces dedicarte ese momento de relajación total.

2) Mindfulness en la ducha

La ducha es el lugar perfecto para practicar Mindfulness. Yo me ducho a diario, y más a menos a la misma hora todos los días, con lo cual es un buen disparador para no olvidarme de este nuevo hábito. En lugar de ducharme de modo autómata o de meter en la ducha conmigo a mi jefe, el director del banco y a un montón de personas más, he convertido una simple ducha en un momento del día especial.

Practicar Mindfulness en la ducha ha hecho que encuentre en mi día un momento para un paréntesis y para desconectar de mis problemas y mis miles de pensamientos. Es un momento de relax para mí, sin tener que ir a un Spa para ello. Es mi momento.

Si para nosotros ducharnos es parte de nuestra rutina y lo hacemos en modo automático, es normal que nuestra mente divague buscando asuntos más interesantes en los que pensar que en realidad no existen. El reto está en no dejar que esos pensamientos nos invadan, y convertir el momento ducha el algo importante, para disfrutarlo y enriquecernos con él.

5 pasos para practicar Mindfulness en la ducha

Paso 1: Acéptate y admira tu cuerpo. Desnúdate frente al espejo y admira tu cuerpo. Acéptalo tal y como es, sin juicios ni críticas. Quiérete tal y como eres.

Paso 2. Deja fuera de la ducha tus pensamientos. Desde el momento que abres el grifo, regulas la temperatura y entras en la ducha enfócate en lo que sientes, y deja tus pensamientos pasar. Poco a poco irán desapareciendo. Si durante la ducha te das cuenta que te has enganchado a un pensamiento y te ha alejado de la experiencia de ducharte, amablemente vuelve a tus sensaciones y continúa sintiéndolas.

Paso 3. Concéntrate en las sensaciones. Disfruta las sensaciones. Siente como el agua cae en tu cabeza y se va deslizando por tu espalda, tu pecho, tus piernas… Sumérgete en los olores de tu gel o champú. Toma tu gel de baño y enjabónate lentamente con él, disfrutando de su suave textura jabonosa. Nota como tu piel se va limpiando, eliminando las toxinas y dejando tu piel suave y radiante. Masajea tu cabello suavemente, notando tu suave pelo mojado entre tus dedos, disfruta de la agradable sensación de frotar tu cuero cabelludo, detrás de tus orejas, tu frente… Aclárate con abundante agua, sintiendo como arrastra la espuma de tu piel, como se van las toxinas, los malos pensamientos, los problemas, y son arrastrados al sumidero, desapareciendo por siempre.

Paso 4. Agradece. Cuando acabes, si te apetece, da la gracias a la ducha, por haber estado ahí, por poder tener agua corriente, porque ese agua esté tibia o caliente, por tener jabón para limpiar tu cuerpo y tu cabello. Agradécete a ti por estar ahí, por sentir, por disfrutar de ese momento.

Paso 5. Cuídate al salir de la ducha. Sal de la ducha despacio, poniendo atención al contacto de tus pies con tu esterilla. Seca tu cuerpo y tu cabello con suavidad, sintiendo el contacto cálido de la toalla. Hidrata tu piel, sintiendo el olor de la crema hidratante que utilices, la suave textura al deslizar la crema por cada parte de tu cuerpo. Trata de no tener pensamientos en este momento tampoco. Si aparece alguno, amablemente déjalo ir.

Y ya puedes vestirte y seguir con tu rutina. Al principio no es fácil, sobretodo si eres una persona muy mental. De todos modos no te juzgues si no lo haces perfecto, simplemente hazlo lo mejor que puedas. Este ejercicio de Mindfulness en la ducha puede ser una buena oportunidad para integrar el Mindfulness y la meditación en tu día a día.

 

3) Meditación zen en la ducha

Una vez escuché a un maestro de meditación describir la atención como el “venir a tus sentidos” – trayendo toda tu atención y sin prejuicios a la sensación del cuerpo, lo que está viendo, oyendo, saboreando u oliendo. En otras palabras, todo lo que notes en el momento actual ofrece a nuestros sentidos sensaciones diversas. Al salir de tu mente y conectarte con tus sentidos dejas atrás todas las historias de nuestros pensamientos, y nuestros sentidos nos dicen lo que está pasando realmente, llegando a ser una experiencia más cruda y directa de lo que sucede normalmente.

Centrarse en el ahora no sólo es una práctica terapéutica que nos proporciona un respiro al pensamiento de ansiedad o estrés, sino que además nos acerca a la realidad de cada momento. Puedes darte una verdadera fiesta mental al pensar y atender al Zen como algo realmente simple, empezarás a darte verdadera cuenta de lo que está pasando en este momento como el sonido de los pájaros cantores, el olor al quemar el incienso o incluso el agua de la ducha corriendo sobre tu cuerpo.

El tiempo que nos dedicamos para ducharnos puede ser la oportunidad perfecta de que todos los días para traer la atención de nuestros sentidos, quizás sintiendo la temperatura del agua o experimentando íntimamente el contacto del jabón con nuestra piel. Enfocándonos en la experiencia agradable de una ducha con su atención completa e indivisible, es una puerta de entrada para limpiar y abrir la conciencia trayendo la paz y la libertad a ese momento, es lo que se llama la Ducha Zen.

El oler los aromas del jabón, escuchar el sonido del agua corriente o la sensación al frotar el champú sobre el cuero cabelludo son todas experiencias maravillosas de enfocar y ajustar la práctica de la atención plena en la ducha, desacoplando los recuerdos del pasado, dejando de lado los planes para el futuro y trayendo una atención deliberada y enfocada a la realidad presente.

La meditación no siempre significa estar sentado en una posición estática en el suelo, sobre todo cuando se trata de prácticas de atención o concentración plena.

Tradicionalmente, Buda enseñó cuatro formas para practicar la atención – cuando estás sentado, estando de pie, caminando y acostado, por lo que parece razonable incluir la ducha como una práctica de la atención. El tiempo que le dedicamos a la ducha es de hecho, un momento perfecto para crear un ritual a la atención y para incluir una sesión de meditación activa en tu rutina diaria.

La Ducha Zen es una gran manera de ponerse en contacto con nuestros cuerpos, literalmente, sin ningún tipo de juicio y aprender a sentirse cómodo en nuestra propia piel, encarnar el momento presente y disfrutar del simple bienestar que una ducha puede darnos.

Una ducha es también una gran metáfora del “lavado” ya que elimina el pasado y limpia y oxigena la mente, revelando la pureza natural de la conciencia desnuda y abierta, que siempre está ahí, pero a veces cubierta con un poco de suciedad que recogemos a lo largo del camino.

También se puede usar la lluvia para limpiar profundamente el aura , ya que los iones negativos producidos por el agua tienen numerosos beneficios para la salud o quizás sólo como una limpieza profunda del agua que atraviesa el campo etéreo ágilmente.

De cualquier manera una buena ducha es una buena forma de sentirse bien y es un buen momento para atraer tu conciencia plena al momento presente y recibir todos los beneficios que una ducha con consciencia pueda traer.

¡No olvides practicar tu ducha zen mañana!

 

4) Ejercicio de meditación de baño de luz Divina del Padre con los arcángeles

Algunos pensamos mejor en la ducha. El siguiente ejercicio te permite obtener claridad y limpieza en el cuerpo físico, el mental y el emocional.

Si no puedes recurrir a una verdadera ducha, o puedes hacer esta liberación como visualización. Sentado a la luz del sol, al amanecer, o acostado en tu cama de espaldas relajadamente, o en tu auto esperando a alguien. Descubrirás que es sumamente efectiva para trabajar con rencores, envidias, temores, indecisión, pereza, postergaciones, tristezas y depresiones, etc.. Pero puedes lavar también cualquier otro problema.

Puede ser por la mañana para comenzar muy bien tu día , o por la Noche para relajarte y eliminar en ti el peso que llevas de la preocupación que te ocupa.

Puedes elegir un color en especial de cada arcángel, el que necesites en ese momento o la luz dorada de dios padre.

– Visualiza la luz dorada del padre cómo baja desde el cielo hacia ti, entrando por tu coronilla, inundando tu cabeza, cuello, hombros, pecho y espalda, cadera, muslos rodillas, tobillos y saliendo hacia el centro de la tierra por tus pies –

Meditación de Luz*:

Con la llama que hayas elegido para liberarnos de cualquier tipo de problemas de relaciones personales, preocupaciones, enojos, iras, tristezas, depresiones, miedos etc., limpia nuestro cuerpo físico y emocional.

1) Ponte de pie, con la cabeza bajo la ducha, de modo que el agua te rodee por todas partes. Visualiza la llama del color que elegiste o la que hayas elegido rodeándote.

2) Señala el problema del que quieres liberarte y experiméntalo dentro de ti. Siéntelo a tu alrededor, en el campo de energía que rodea tu cuerpo.

3) Mientras el agua cae a tu alrededor, siente cómo se lleva lo que deseas liberar. Usa las manos para escurrir el problema e imagina que se va por el desagüe.

4) Recuerda agradecer al problema las lecciones que te ha enseñado y a Dios o al Arcángel o Arcángeles el haber ayudado a limpiar tu ser.

5) Disfruta del resto de la ducha, SIENTE LA PAZ QUE TE INUNDA!.

Puedes hacer tu propia oración o petición o la siguiente:

“Arcángel (nombre), Divino enviado de Dios, así como limpio mi cuerpo de toda suciedad y elimino de mí esta preocupación, este enojo, esta tristeza,  te hago entrega de lo que en este momento turba mi Paz.

Llena mi mundo de Amor y Perfección,

Amado mío, hazte cargo,

y que sea lo que Dios nuestro señor diga

que será lo mejor para mí y los míos,

en armonía con el Mundo y de manera perfecta.

Amén. Amén. Amén.

Yo soy. Yo soy. Yo soy”

 

Recuerda: las llamas y los Arcángeles son:

Llama azul: San Miguel, protección de todo mal, eliminación de apegos desordenados , vicios, negatividades, etc.

Llama amarilla: San Jofiel, iluminación y sabiduría.

Llama rosa: Chamuel, amor y protección de envidias , celos, rivalidades, malas intenciones de terceros.

Llama blanca: San Gabriel, purificación de mente , cuerpo, espíritu.

Llama verde esmeralda: San Rafael, salud perfecta, verdad.

Llama oro rubi (naranja): abundancia y providencia en armonía con el mundo y de manera perfecta.

Llama violeta: Arcangel Zadkiel, perdón, transmutación, cambios en tu vida empezando por tu persona.

 

*Autoría y cortesía: Compartida por Tayde Gv, de Mensajeros de luz.

 


Te invitamos a que tomes estas propuestas como un ritual diario, verás cómo después de tan solo una semana de práctica, podrás notar visiblemente los resultados en ti.

¿Qué te parecieron? ¿Probarás relajar tu mente en el agua para sumar beneficios a tu meditación diaria y a tu calidad de vida?

Compártenos tus inquietudes y opiniones. Y no lo olvides: el agua produce cientos de beneficios en tu cuerpo y tu mente, así que… ¡usa eso a tu favor!

 

 

Fuentes: shurya.com. ayurvedadeltibet.com, mininmamente.com, metodosilvadevida.com, instyle.es, mindfulnessartes.org

 

 

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