El misterioso poder de los gatos: seres protectores, espirituales y sanadores

Los gatos han sido considerados seres misteriosos con cualidades espirituales. Tienen la capacidad de llevar armonía al lugar en el que se encuentran y obrar como puente entre el mundo material y el espiritual, debido a su alta sensibilidad para percibir las energías del entorno.

Algunas civilizaciones antiguas, como la egipcia, los veneraban e incluso eran considerados como deidades. Además, para los budistas, los felinos son seres cargados de paz, capaces de transmitir calma.

En Tailandia existe una preciosa leyenda que ha trascendido en el tiempo resulta muy común ver a los gatos dormitando en los santuarios, hechos un ovillo en el regazo de las múltiples figuras de Buda que adornan los jardines y los templos.

La leyenda relata que, cuando una persona alcanzaba los niveles más altos de espiritualidad y moría, su alma se introducía en el cuerpo de un gato, con el fin de tener una última oportunidad para vivir en un cuerpo físico antes de trascender a un plano totalmente espiritual.

La ciencia también ha demostrado que el ronroneo de los gatos es capaz de tranquilizar el sistema nervioso, aliviar los síntomas de la depresión y relajar a personas con problemas de ansiedad.

Te invitamos a que conozcas los beneficios de tener un gatito en nuestra casa:

 

El misterioso poder de los gatos:

1. Sanan la ansiedad

Está científicamente demostrado que el ronroneo de los gatos tranquiliza nuestro sistema nervioso, aliviando los síntomas de la depresión y ayudando a relajar a personas con problemas de ansiedad. Tiene una frecuencia sonora que ayuda a reducir el estrés del dueño, y la tensión arterial, según señala un estudio realizado por Annie Stuart de la Universidad de Stanford.

2. Ayudan a las personas con autismo

Los niños autistas que tienen gatos o perros, se sienten más tranquilos y pueden socializar con más facilidad, este fue el resultado de un estudio realizado en Francia en 2012.

La historia de Iris es un hermoso ejemplo de este don: la llegada de Thula a su vida ha cambiado su manera de relacionarse con los demás. La modalidad de autismo de Iris se caracteriza por tener patrones de sueño irregular, comportamiento obsesivo, falta de contacto visual, introspección y falta de comunicación, mala o escasa sociabilidad y nada de interacción en el juego, tanto con los padres como con otros niños. Y se siente muy insegura ante todo lo que sea nuevo o desconocido. Thula ha conseguido que Iris baje su nivel de ansiedad y tenga más calma y más seguridad en sí misma. Sus palabras como “sentarse gato” no son fáciles de escuchar en un niño autista.

Al acariciar, abrazar o divertirse con un gato puede producir un incremento de producción de oxitocina, la hormona de la felicidad.

3. Mantienen sano el corazón

De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de Minnesota, quienes tengan un gato como mascota tienen un 30% menos de probabilidades de padecer enfermedades cardíacas.

4. Mejoran la salud de los ancianos

Un estudio publicado por el Journal of the American Geriatric Society señaló que las personas de entre 70 y 75 años que tienen un gato como mascota cuentan con un mayor bienestar psicológico y son capaces de llevar a cabo las actividades diarias con mayor predisposición.

 

Protectores, espirituales y sanadores

Cuando miramos a un gato a los ojos podemos percibir un destello de sabiduría. Su natural actitud meditativa ante la vida, nos enseña a movernos con suavidad y contemplación. Al acariciarlo, nuestra conexión permite que la energía se eleve. Si escuchamos atentamente su ronroneo, los niveles de ansiedad se reducen. Nos protegen de las energías negativas, elevan nuestra frecuencia, nos cuidan y brindan un amor genuino.

Sin dudas, convivir con un felino hará nuestra vida, y la de nuestra familia, más feliz.

 

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